martes, 21 de febrero de 2023

Cambiar de paradigma desde dentro. En lugar de rechazar las COP, ¿qué tal si las aprovechamos?

Las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) se celebran cada año para abordar los retos climáticos y coordinarse en frente a estos, pero se quedan por detrás a medida que aumenta la urgencia de la crisis climática. Por este motivo, es frecuente oír voces críticas en contra de las COP. Incluso, Frans Timmermans, Vicepresidente Ejecutivo de la UE, lamentó que la COP27 no era “un paso adelante suficiente para las personas y el planeta". Es cierto que, en el clima actual, necesitaríamos una transformación radical de toda la sociedad para detener las actividades humanas perjudiciales para el planeta. Sin embargo, en este contexto de tensiones climáticas, energéticas, sociales y geopolíticas, debemos darnos cuenta de que este tipo de cambio es muy difícil o incluso imposible de conseguir. Frente a la trayectoria lenta de las políticas climáticas sentir una frustración es común. La dificultad para nosotros todos, actores de la acción climática, es que en lugar de rendirse y resignarse, hay que continuar, impulsar y actuar a favor de iniciativas ambiciosas, del cumplimiento de las políticas, de un entorno más sostenible. En este sentido, desde AmbiciónCOP consideramos que es una lástima rechazar las COP en su totalidad en lugar de intentar aprovechar lo mejor y subsanar las deficiencias. Debemos utilizar estas como una plataforma más para emprender una transición sólida y a largo plazo hacia un sistema sostenible a niveles económico, social y ambiental.

Es cierto que hasta ahora las COP no han sido capaces de frenar la crisis climática. Pero su utilidad sigue siendo muy real. En primer lugar, llevan a los Estados a abordar cuestiones esenciales para combatir el cambio climático tal como: ¿Cómo elevar el nivel de ambición de las políticas nacionales? ¿Cómo transferir recursos financieros y tecnológicos? o ¿Cómo crear capacidad en los países menos desarrollados? Por supuesto, las respuestas que los Estados dan a estas preguntas no son necesariamente satisfactorias. La norma según la cual todas las decisiones deben tomarse por consenso conduce a puntos muertos o a compromisos mínimos porque está claro que las 197 Partes que participan en las COP no tienen todas la misma concepción de lo que debe ser la lucha contra el cambio climático. Pero las respuestas imperfectas y el diálogo continuo siguen siendo más útiles que la falta total de respuesta y el silencio de la comunidad internacional. Además, no hay que subestimar la importancia de las decisiones que adoptan las COP. Conforman una legalidad internacional que refuerza la legitimidad de estas políticas nacionales cuando se ajustan a ellas y permite evaluar la acción de los Estados. La crítica de que un Estado no cumple las normas internacionales sobre el clima es siempre poderosa. Así pues, estas reuniones son un lugar en el que los gobiernos son interpelados sobre sus acciones, tanto por sus homólogos como por la sociedad civil, y en el que, por tanto, se puede presionar a los Estados para que redoblen sus esfuerzos. La utilidad de las COP reside también en que dan visibilidad a nuevas cuestiones en la lucha contra el cambio climático. Las COP permiten así impulsar nuevas dinámicas en el tratamiento del problema climático, que reflejan la evolución de los conocimientos científicos y las preocupaciones de la sociedad internacional.

Desde la creación de las COP en 1992, estas han servido para revisar los logros de los países Partes de la Convención marco (CMNUCC) y medir los avances. En lugar de intentar adoptar un tratado que definiera, de una vez por todas, compromisos específicos sobre el cambio climático para todos los Estados, la idea era que un proceso continuo de negociación para que los Estados tuvieran en cuenta la evolución de los conocimientos científicos y tecnológicos, encuentren puntos en común para superar sus diferencias y avancen así en la lucha contra el cambio climático. El cambio climático es uno de los mayores retos de esta época antropocena, y por eso exige una colaboración mundial. En este sentido, las COP son un medio crucial para supervisar los progresos realizados y elaborar los objetivos que debemos alcanzar en el futuro. Estas reuniones internacionales duran dos semanas y suelen contar con entre 20000 y 30000 personas. Reúnen a países ricos y pobres, grandes emisores y pequeños emisores, organizaciones de la sociedad civil y sector privado. Las COP proporcionan un entorno organizado para que las Partes se reúnan y debatan sobre la mejor manera de abordar juntas el cambio climático. Iniciativas nacen, colaboraciones se forman y acuerdos fructifican y, aunque esto puede significar un proceso lento, también significa que las decisiones tomadas en las COP tienen una credibilidad mundial.

Las COP adoptan decisiones que pueden poner en marcha programas de trabajo sobre temas específicos y crear nuevos organismos, sin embargo, el papel de las COP no se limita a estas funciones. Es competente para adoptar decisiones sobre cualquier asunto que las Partes consideren pertinente para la consecución del objetivo del tratado. Esto, dada la naturaleza transversal del problema climático, significa que las COP pueden adoptar decisiones sobre casi cualquier tema. Los temas tratados por las COP son, por tanto, muy variados y no hay límite al número de decisiones que pueden adoptarse. Son competentes para revisar la adecuación de los compromisos adquiridos por las Partes y para elaborar nuevos tratados internacionales que contengan nuevos compromisos. Por ejemplo, en 1995, la COP1 decidió iniciar las negociaciones que condujeron a la adopción del Protocolo de Kioto por la COP3 en 1997. Del mismo modo, en 2011, la COP17 adoptó un mandato de negociación que finalizó en 2015 con la adopción del Acuerdo de París por la COP21. Estos dos tratados sobre el clima, complementarios de la CMNUCC, se negociaron en el marco de la COP. La particularidad del Protocolo de Kioto y del Acuerdo de París es que cada uno tiene su propia Conferencia de las Partes. La Conferencia de las Partes del Protocolo de Kioto se denomina CMP. La Conferencia de las Partes del Acuerdo de París se denomina CMA. La COP, la CMP y la CMA tienen cada una su propio orden del día y sólo adoptan decisiones que son relevantes para el tratado que las estableció. Sin embargo, las sesiones de la CMP y la CMA se celebran durante las dos semanas en las que se reúne la COP.

Desde estos últimos años, el objetivo primordial de estas conferencias es obligar a los líderes mundiales a tomar medidas concretas para evitar el aumento global de las temperaturas por encima de 1.5ºC. Si no se toman medidas, la temperatura del planeta aumentará entre 3.3 y 5.7ºC de aquí a 2100, según los trabajos del IPCC, y las consecuencias del calentamiento global y de la inacción serían peores de las que ya se dejan sentir con una desaparición de la mayoría de la biodiversidad, un aumento de las catástrofes naturales, una rarefacción de la cantidad de agua y comida saludable. Es difícil conceptualizar un futuro así, es por eso que científicos como Climate Analytics desarrollan herramientas. Así, The Climate risk dashboard ofrece un panel de riesgos climáticos y permite explorar las futuras repercusiones del cambio climático a medida que el mundo se calienta. Mediante mapas, muestran los cambios en la temperatura media en grados Celsius en 2030, 2050 y 2100 en comparación con el periodo de referencia 2011-2020, según 3 escenarios de acción climática: conformes a las políticas Actuales, en acuerdo con el objetivo 1.5 y en el caso de una acción aún más retardada.

Los siguientes mapas enseñan la evolución de la temperatura media en 2050 en las diferentes regiones de dos países hispanohablantes: España y Chile.

Aparece de manera clara que cumplir con el objetivo 1.5 es una necesidad para asegurar un futuro viable para todos los ecosistemas. En este sentido, las COP juegan un papel fundamental. Así, el Acuerdo de París, tratado internacional firmado por casi todos los países del mundo en la COP21 de París en 2015, entre sus objetivos para la comunidad internacional, insiste en la necesidad de mantener el aumento de la temperatura media mundial "muy por debajo" de 2 grados por encima de los niveles preindustriales, idealmente 1.5 grados.  Para tener la oportunidad de limitar el calentamiento a 1.5 grados, las emisiones mundiales deben reducirse a la mitad para 2030 y llegar a "cero neto" para 2050. En este sentido, los países comunican sus objetivos de reducción de emisiones a la UNFCCC en forma de "contribuciones determinadas a nivel nacional" o "NDC". Se insta a los países a mejorarlos para ir más allá en la ambición y sobre todo en el cumplimiento de esta. Representan un compromiso nacional  ante la comunidad internacional y legitiman acciones que no serían posible tener sin el marco de las COP. Además, el objetivo 1.5 permite la formación de una comunidad de actores de varios países y sectores reunidos en torno al mismo ideal.

Fuente: AmbiciónCOP

No hay comentarios:

Publicar un comentario