jueves, 27 de junio de 2019

Film "Noche en la Fuente Mula"

La lucha de varias generaciones por recuperar nuestra fuente de agua, símbolo de nuestro patrimonio natural, histórico y cultural.



Próximo estreno:
Jueves 27 de Junio 2019 a las 20:00 en la Casa de Cultura de Bullas. Una película de Joaquín Lisón.

#PorUnRioVivo
#Cambioclimático

Ver trailer de la película

viernes, 21 de junio de 2019

Los glaciares se derriten a un ritmo dos veces mayor desde comienzos de siglo

Para este análisis, los científicos han utilizado imágenes por satélite de los últimos cuarenta años.

Un equipo de investigadores ha descubierto que los glaciares del Himalaya se derriten a un ritmo dos veces mayor desde comienzos del siglo XXI debido al aumento de las temperaturas, según un estudio publicado hoy en la revista Science Advances.

Para este análisis, los científicos han utilizado imágenes por satélite de los últimos cuarenta años, algunas de ellas de satélites espías de EEUU y desclasificadas recientemente.
Esas instantáneas tomadas sobre la India, China, Nepal y Bután muestran cómo los glaciales han perdido el equivalente a 45,72 centímetros de hielo desde el año 2000, el doble que la cantidad derretida entre 1975 y 2000.

"Cuantificamos el espesor del hielo durante intervalos entre 1975-2000 y 2000-2016 en el Himalaya usando un conjunto de modelos de elevación digitales derivados de películas tomadas por satélites de espionaje durante la Guerra Fría e imágenes estereoscópicas de satélites modernos", señalaron los autores, encabezados por Joshua Maurer, del observatorio Lamont-Doherty en la Universidad Columbia.


  Los glaciares se están derritiendo a un ritmo más rápido

"Observamos una pérdida constante de hielo a lo largo de la sección transversal de 2.000 kilómetros en ambos intervalos, y encontramos un aumento al doble en la tasa de pérdida (de hielo) en el período 2000-2016", añadió el artículo.

La cordillera del Himalaya, con un manto blanco que alberga unos 660.000 millones de toneladas de hielo, a menudo se considera el "tercer polo" de la Tierra.

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores estudiaron imágenes de unos 650 glaciares en unos 2.000 kilómetros en una franja de oeste a este y crearon un sistema automatizado para convertir las viejas imágenes de satélites en modelos tridimensionales que muestran el cambio de elevación de los glaciares.

Luego compararon esos modelos con las imágenes captadas por satélites más avanzados que muestran esos cambios de elevación directamente.

El equipo de la Universidad de Columbia descubrió que, si bien en la amplia región analizada las temperaturas varían de un sitio a otro, el promedio entre 2000 y 2016 fue de 1 grado Celsius por encima de la media de temperaturas entre 1975 y 2000.

En ese segundo periodo de tiempo, los glaciares en la franja perdieron un promedio de 0,25 metros de hielo cada año cuando el calentamiento atmosférico era menor.

Después de una tendencia de calentamiento más pronunciada en los años noventa, la pérdida se aceleró a casi medio metro por año a partir de 2000.

Según los investigadores, las pérdidas anuales recientes han sido de un promedio de unas 8.000 millones de toneladas de agua, equivalentes a 3,2 millones de piscinas olímpicas.

Maurer añadió que los glaciares no han decrecido de manera uniforme en todas sus superficies, sino que mas bien el derretimiento se ha concentrado principalmente en elevaciones más bajas donde algunas de las pérdidas de hielo llegan a 5 metros al año.



FUENTE: La Opinion de Murcia

jueves, 20 de junio de 2019

Cambio Climático y acceso al agua

Sabemos que el agua, además de ser un elemento esencial para la vida, es clave para el desarrollo sostenible. “Sin embargo, año tras año va aumentando la presión sobre este recurso. Una de cada tres personas vive en un país con escasez de agua entre moderada y alta, y es posible que para 2030 la escasez afecte a casi la mitad de la población mundial, ya que la demanda podría superar en un 40% a la oferta”.[1]


Según datos de las Naciones Unidas, en torno a 1.000 millones de personas no tienen acceso al agua potable. Los desafíos aumentarán significativamente en los próximos años porque está mal distribuida, contaminada, desperdiciada, o por su uso incorrecto o injusto, a lo que se unirán las consecuencias del cambio climático.

La gestión sostenible de este recurso natural es un desafío de orden social, económico y ambiental, pero sobre todo, de naturaleza ética a partir del principio del destino universal de los bienes de la tierra, el cual es un derecho natural, originario, al que se debe subordinar todo ordenamiento jurídico relativo a dichos bienes. La Doctrina Social de la Iglesia insiste en la validez y en la aplicación de este principio, con referencias explícitas al agua.[2]



El agua es fundamental para gestionar un medio de vida y para disfrutar de determinadas prácticas culturales. Sin embargo, se debe dar prioridad al derecho de utilizarla para fines personales y domésticos. También deberían ser prioritarios los recursos hídricos necesarios para evitar el hambre y las enfermedades, así como para cumplir las obligaciones fundamentales.



Cambio climático

Por otro lado, el cambio climático es un problema que afecta a todo el planeta, pero no todos los países sufren sus consecuencias de la misma manera, y no tienen la misma capacidad de respuesta y de protección ante su amenaza.

En este sentido, debemos ser conscientes de que serán los países en situación de pobreza los que sentirán más el impacto del calentamiento global y las personas de estas comunidades verán más reducido su acceso a la sanidad o a aspectos tan esenciales como el agua.

Además, el cambio climático está provocando un aumento en las sequías, los huracanes, las inundaciones y demás desastres naturales, que ponen en riesgo a los productores de los países en situación de pobreza. Al depender de sus cosechas para sobrevivir, todos estos problemas climáticos aumentan su riesgo de seguir en la pobreza, de padecer hambrunas o de verse devastadas por enfermedades.[3]

En este sentido, el encarecimiento de los alimentos es uno de los puntos más preocupantes sobre el que afecta el cambio climático en relación con la desigualdad social: con un índice de sequías o de inundaciones más elevado, la cantidad de cosechas perdidas aumenta de forma exponencial. Esto produce una subida de los precios y, por consiguiente, miles de personas tendrán más dificultades para poder alimentarse de forma apropiada.

Para evitar estas situaciones es fundamental que se impulsen políticas agrarias sostenibles, adaptadas a la climatología de cada zona y, sobre todo, económicamente responsables para garantizar los derechos esenciales de los productores y productoras de estos países.


"La tasa de pérdida de especies supera a lo que conocemos del registro fósil"

Hoy, en La Ventana, el profesor investigador de la Estación Biológica de Doñana del CSIC, Pedro Jordano, nos explica la magnitud del problema al que nos estamos enfrentando. “La tasa de pérdida de especies supera a lo que conocemos del registro fósil, lo que se llama la pérdida de especies de fondo, en varios órdenes de magnitud”. Esto significa que se extinguirán más especies que las que se han fosilizado a lo largo de la historia de la Tierra.

Pedro Jordano nos advierte de que cada vez estamos más cerca de la mayor extinción vivida en nuestro planeta desde la aparición del ser humano

Y no queda mucho tiempo de reacción. Para frenar esto, Jordano dice que “necesitamos redoblar el esfuerzo, ese esfuerzo tiene que ser concentrado y de gran alcance en todo el planeta.” Los cambios tienen que llegar no solo a nivel individual, revisando pequeñas acciones en nuestro día a día, como pueden ser reciclar o no malgastar agua, sino también a escala global. Son los gobiernos los que deben tomar medidas. Además, debe producirse una transformación en la economía para generar un modelo circular que nos permita reciclar y reutilizar mucho más. “Yo no veo por qué no podríamos hacer eso si hay una determinación”, opina el investigador.

Los científicos llevan mucho tiempo reclamando atención sobre este tema, por lo que cree que “un dirigente que ignore esas evidencias tiene uno de dos problemas: puede ser un perfecto ignorante, es decir, le falta información rigurosa; o un irresponsable.” También critica la falta de presencia de medidas científicas y medioambientales en los programas electorales de los principales partidos políticos.

Por otro lado, alerta de los problemas más importantes del espacio protegido de Doñana, al que considera “el Museo del Prado de la naturaleza española”. Algunos de ellos son la desecación, la mala calidad del agua o los almacenes de gas.

Sin embargo, Jordano se muestra esperanzado, “hay instrumentos legales, instrumentos de acción de políticas de manejo del espacio natural que pueden ser muy efectivos”. “Si la degradación no ha llegado a un punto crítico donde no hay retorno, en cuanto tomas acciones decididas, y tenemos el conocimiento y la ciencia para hacer eso, el ecosistema se recupera. El problema es cuando llegamos a esos puntos críticos” concluye.

Fuente: Cadena Ser

La foto que deja al descubierto la realidad del deshielo marino en Groenlandia

•La imagen muestra perros de trineo que avanzan por una capa de hielo derretida.

Imagen tomada el pasado 13 de junio en Groenlandia. /
Los investigadores alertan sobre las trágicas consecuencias del cambio climático y muestran las imágenes que certifican la rapidez con la que se derrite el hielo marino. En esta ocasión la imagen fue tomada el pasado 13 de junio y ha sido difundida en Twitter por Steffen Olsen del Centro para el Océano y el Hielo en el Instituto Meteorológico de Dinamarca. Muestra perros de trineo que zambullen a través del agua hasta la altura de una capa de hielo derretida en el noroeste del país. En la imagen parece que los perros están caminando sobre el agua.

 La foto, tomada en el fiordo Inglefield Bredning, muestra agua encima de lo que Olsen dijo que era una capa de hielo de 1,2 metros de espesor. Su colega en el instituto, Rasmus Tonboe, tuiteó que al derretirse el hielo de forma rápida y presentar el hielo marino poca permeabilidad y poca grietas, se queda el agua derretida en la parte superior.

Las dificultades de los trineos

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Ruth Mottram, científica del clima en el Instituto Meteorológico de Dinamarca, ha explicado al diario británico 'The Guardian' las condiciones climatológicas que justifican esta imagen. "Este año, la expedición para recuperar los instrumentos, en trineo tirado por perros, sigue siendo la manera más práctica de moverse en esta región en esta época del año. El hielo que se forma aquí en invierno es muy, lo que significa que hay relativamente pocas fracturas por las cuales se puede drenar el agua de deshielo, pero la semana pasada se iniciaron condiciones muy cálidas en Groenlandia y en gran parte del resto del Ártico, impulsado por un aire más cálido que se eleva desde el sur", ha explicado.

Los eventos de fusión, como el que se muestra en la foto, normalmente no ocurrirían hasta más tarde en el verano, a fines de junio o julio. Mottram ha explicado que sus simulaciones de modelos climáticos esperan que haya una disminución general en la duración de la temporada de hielo marino en Groenlandia, pero que la rapidez del proceso dependerá de la velocidad del aumento de la temperatura a nivel mundial. Los pronósticos indicaban que las condiciones cálidas en Groenlandia persistirían al menos durante unos días más, por lo que los equipos de trineos de perros enfrentarán más dificultades.

FUENTE: Cadena Ser

Bruselas avisa a los países de la UE que los planes nacionales contra el cambio climático se quedan cortos

•Bruselas considera que los 28 Estados miembros de la UE tienen "un claro margen de mejora".


Consecuencias de la contaminación en Madrid. / ()

La Comisión Europea (CE) ha señalado que el conjunto de los planes nacionales de energía y clima presentados por los Estados miembros de la Unión Europea (UE) se quedan cortos para alcanzar los objetivos medioambientales del conjunto de la UE.

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Bruselas considera que los 28 Estados miembros de la UE tienen "un claro margen de mejora" en los borradores de sus hojas de ruta para la transición energética entre 2021 y 2030, según la evaluación del comisario de Energía y Acción Climática, Miguel Arias Cañete, que espera que las capitales mejoren sus planes antes de finales de año.

La Comisión Europea detecta una "una brecha que se puede cerrar" en materia de renovables, de hasta 1,6 puntos porcentuales sobre el 32% acordado para 2030, y una "brecha sustancial" en eficiencia energética de hasta 6,2 puntos respecto del 32,5% que se ambiciona para cumplir con los compromisos adquiridos en el marco del Acuerdo de París para reducir las emisiones de CO2 en un 40% para 2030.

El Ejecutivo comunitario, que señaló que sólo cinco países (España, Dinamarca, Estonia, Lituania y Portugal) han presentado planes con contribuciones "significativamente más altas" que el conjunto de los veintiocho Estados miembros, considera que "son necesarios más esfuerzos".

Bruselas, que nunca antes había exigido un ejercicio similar a los países de la UE, fue menos dura en su análisis que las grandes organizaciones ecologistas.

Así, las plataformas Transport & Environnement, Greenpeace, Red de Acción Climática y Friends of Europe consideran que si no hay progresos en los planes nacionales en los seis próximos meses no será posible cumplir con los compromisos del Acuerdo de París para evitar a final de siglo un aumento de la temperatura media global que supere los 1,5 grados respecto a los valores preindustriales.

La organización Greenpeace, que reclama una rebaja de las emisiones de efecto invernadero del 65% para 2030 frente al 40% acordado por la UE para "evitar una catástrofe climática", señaló que "la mayoría de los países sólo se están despertando ante la emergencia climática". Por su parte, la Red de Acción Climática subrayó que las versiones finales de los planes deberán incluir "un claro camino para deshacerse de los combustibles fósiles y promover un rápido desarrollo de la energía sostenible".

La organización Friends for Europe hizo hincapié en la necesidad de que esos planes por países aborden en profundidad la "pobreza energética" mientras que la organización Transport & Environment lamentó que la Comisión Europea no haya incluido recomendaciones sobre el sector del transporte, responsable en los últimos cuatro años del 27 % de las emisiones de efecto invernadero de la UE.

lunes, 17 de junio de 2019

LA FAUNA IBÉRICA YA NO ES COMO FÉLIX LA CONTÓ

Una “armada” de especies africanas ha emprendido la conquista de España mientras aquellas más sensibles al calentamiento buscan refugio desplazándose al Norte o remontando las montañas.


Cambia el escenario y unos actores hacen mutis por el foro mientras otros debutan sobre las tablas. Sirva el símil teatral para describir de forma gráfica el efecto que el cambio climático (y, encadenados al mismo, la alteración de los hábitats y el trasiego de recursos) está provocando en la fauna ibérica. Las especies afines a los climas fríos, húmedos, alpinos, se baten en retirada (las reproductoras se repliegan hacia el Norte o ascienden en altitud, y las invernantes llegan en menor número o de forma más irregular), mientras una ofensiva africana va tomando posiciones en el Sur y el Levante, que se “africanizan” a pasos agigantados. Este proceso lleva décadas en marcha, pero su velocidad y sus dimensiones (el número de especies y el ámbito geográfico afectados) crecen de forma rápida y acelerada. La fauna ibérica ya no es la que Félix contó en los años setenta.
El quinto informe de evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ya constataba en 2014 que “el área de distribución de muchas especies terrestres ha cambiado recientemente: se han confirmado desplazamientos, en promedio global y por década, de 17 kilómetros hacia los polos y ascensos en altitud de 11 metros”. También apreciaba una sucesión de especies en el océano.

Un estudio realizado por investigadores del Reino Unido comparando la distribución de las aves entre los períodos 1968-1972 y 1988-1991 reveló que las especies del Sur con tendencias demográficas positivas se movieron hacia el Norte un promedio de 18,9 kilómetros en ese intervalo, es decir, casi un kilómetro anual. Otro trabajo posterior centrado en Finlandia ofreció un resultado similar, aunque el avance se produjo a más velocidad (1.56 kilómetros anuales), lo que viene a indicar una mayor sensibilidad al cambio climático de las especies nórdicas. La versión norteamericana de estas evaluaciones concuerda con sus resultados, si bien el avance es aún más notorio (2,35 kilómetros anuales), en consonancia con un calentamiento más intenso del continente. En todos los casos se concluye que los desplazamientos se producen en respuesta al cambio del clima.

Recientemente, se presentó en España un estudio elaborado por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que evalúa el impacto del cambio climático en la fauna española y concluye que unas 300 especies de vertebrados sufrirán “significativas contracciones” en sus áreas de distribución potencial, según varios escenarios climáticos. Anfibios, aves y reptiles serán los grupos más afectados.

Paola Laiolo, investigadora científica del CSIC y directora de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad de la Universidad de Oviedo, explica que “en los últimos 50 años se ha registrado un aumento de más de 1ºC en las temperaturas medias en Europa y esto está siendo un problema para la fauna. Las especies asociadas a climas fríos pueden ver muy reducida su distribución actual. En aquellas que habitan en la alta montaña, cuanto más suben, más se aíslan entre sí sus poblaciones”, lo que implica una pérdida de flujo genético y un mayor riesgo de extinción. Tampoco hay que perder de vista que, al mismo tiempo que eso ocurre, muchas especies que habitan en zonas bajas también ascienden, favorecidas por el cambio térmico, lo que potencia la competencia y el riesgo de transmisión de parásitos y de enfermedades, y establece nuevas interacciones: un cambio de las reglas del juego.

Esa alteración en el funcionamiento de los ecosistemas la sufre, por ejemplo, el urogallo, cuyos pollos registran una elevada mortalidad por las lluvias torrenciales y las nevadas fuera de época cuando aún no son capaces de regular su temperatura. “Es una típica especie boreal, que aquí está en el límite sur de su distribución, es decir que se encuentra también en el límite de su rango de tolerancia”, explica Laiolo. El oso pardo está igualmente en la cuerda floja, aunque no lo parezca por el buen estado actual de su población. Sin embargo, un estudio realizado por el equipo del investigador Vincenzo Penteriani, del CSIC y vinculado a la unidad que dirige Laiolo, revela que en los próximos 50 años acusará una “drástica reducción”, por el desplazamiento hacia el Norte de muchas plantas de las que se alimenta, “y se trasladará desde las montañas hacia las zonas más humanizadas, por lo que cabe esperar que aumenten los conflictos con las personas y, con ellos, su tasa de mortalidad”.

La fauna de los ambientes de alta montaña, como el gorrión alpino, el acentor alpino y la chova piquigualda, puede tocar “techo”, es decir, puede verse obligada a desplazarse tan arriba en las montañas que llegue un momento en el que esa contracción de su distribución la haga desaparecer simplemente porque ya no tenga a dónde ir. Se prevé una fuerte reducción de las poblaciones de esas especies a finales de siglo.

Simultáneamente, numerosas especies migratorias de latitudes frías están reduciendo su abundancia y su frecuencia de presentación en España. “Este año no he visto un solo zorzal alirrojo”, señala Paola Laiolo en referencia a un pájaro que tradicionalmente producía invernadas muy numerosas (aunque con fluctuaciones de unos años a otros). “A escala europea se ven cambios de distribución. Antes, las zonas frías eran abandonadas en invierno; Escandinavia se quedaba sin pájaros. Ahora no se van. Al mismo tiempo, en el sur de Europa, en invernada, llegan menos aves”, agrega.

Paralelamente, “las aves mediterráneas se están expandiendo”, continúa Laiolo. Así, la golondrina dáurica y la curruca cabecinegra han colonizado en las últimas décadas las regiones atlánticas (aunque, en el caso de la primera, al lado del clima ha intervenido en ese proceso la proliferación de autovías y, con ellas, de viaductos y puentes, que son el soporte preferido para construir sus nidos), y asimismo varias especies norteafricanas se han instalado en la España mediterránea, como los vencejos moro y cafre, el camachuelo trompetero y, más recientemente, el bulbul naranjero, el busardo moro y el escribano sahariano, todos ellos favorecidos por paisajes cada vez más áridos.

+Info: La Opinion - Cambio Climático

viernes, 7 de junio de 2019

Un informe científico augura el fin de la especie humana para 2050

* El efecto de "Tierra invernadero" dejaría fenómenos extremos y temperaturas a las que el humano no sobreviviría.
* Los autores hablan de posibles futuros conflictos armados ante la crisis climática y la búsqueda de recursos.


FUENTE: https://bit.ly/2I0c5CF

Menos cebada en el norte y más quinoa en el sur con el cambio climático

El calentamiento global afecta la producción de los cultivos de todo el planeta, y en Europa se buscan variedades alternativas.

Los científicos evidencian en estudios recientes un fenómeno que ya los agricultores percibían en sus huertos. En cada región del planeta, el cambio climático afecta sus cultivos. Desde la floración hasta la cosecha. «Existe un descontrol que hace que las épocas de siembra varíen mucho», afirma Usue Pérez López, investigadora de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad del País Vasco. «No son sólo sequías, sino cambios muy bruscos. Hay más variabilidad y predecir es más difícil».




No sucede sólo en los huertos. El cambio climático también impone sus condiciones en las grandes extensiones de tierra donde se cosechan los diez rubros que proporcionan más del 80% de las calorías que se consumen en la Tierra. «En Álava, por ejemplo, es un hecho que se está produciendo menos».

La producción de trigo, cebada, maíz, sorgo, soja, arroz, mandioca, palma aceitera, colza y caña de azúcar ha aumentado en algunas regiones y disminuido en otras, según un estudio realizado por investigadores de las universidades de Minnesota, Oxford y Copenhague. Aunque la meteorología de los últimos años ha ayudado a que la cosecha de soja suba un 3,5%, el impacto total de las otras especies arroja un saldo en rojo: un punto porcentual menos de calorías aportadas a nivel mundial.

En promedio, el rendimiento mundial de alimentos ha caído en Europa, África subsahariana y Australia, e incrementado en América del Sur, mientras que en Asia y los otros dos subcontinentes americanos baja en unas especies y sube en otras. «Hay ganadores y perdedores», resumió Deepak Ray, miembro del Instituto de Medio Ambiente de la Universidad de Minnesota, en la presentación del estudio, poco antes del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra hoy.

En España «se están observando descensos de la producción, tanto en cebada como en trigo y se buscan variedades que se adapten mejor a las condiciones climáticas más variables», analiza Pérez López. «También se buscan cultivos alternativos, más tolerantes a la sequía».

En el campo sucede cada año un enfrentamiento abierto entre plantas autóctonas e invasoras. Una investigación del Instituto de Resiliencia Ambiental de la Universidad de Indiana, que simuló el calentamiento global en campos sembrados con 45 especies nativas y foráneas, descubrió que las especies invasoras florecían once días antes, mientras que las autóctonas mantenían sus tiempos de floración a pesar del calor.

Así que las que provenían de otras latitudes tuvieron «una mayor distribución geográfica», sostuvo Meredith Zettlemoyer, coautora del estudio publicado en 'Ecology Letters'. De lejos viene, por ejemplo, la quinoa, una planta tradicional de Suramérica que se comienza a cultivar en Andalucía, gracias a su alta resistencia al clima. En los últimos años ha reemplazado al girasol en 2.000 hectáreas de cultivo.

Paracaídas comercial
En un escenario de altas emisiones de CO2, metano y otros contaminantes, el trigo podría tener un 22% de menor rendimiento en los próximos años; el maíz, un 27% menos; y la soja, un 11% negativo, aseguró hace dos años el Centro de Ciencias del Clima de Australia ante las Naciones Unidas.

El consumidor final va a notar este descenso en la abundancia de los cultivos. «El cambio climático aumentará los precios para los consumidores en casi todas las regiones donde no exista excedente en el cultivo», sostiene Miodrag Stevanović, investigador del Instituto de Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático de Postdam. Predice que «una gran parte de la producción agrícola se desplazará a las zonas templadas del norte debido al cambio climático». Algo que no necesariamente va a beneficiar a los habitantes de estas regiones, debido a que estos cultivos serán productos de exportación. «Los consumidores sólo se beneficiarán si una región no es exportadora neta y el cambio climático influye positivamente en la producción nacional».

Ante el reto que representan las temperaturas muy altas, las heladas fuertes en primavera y «esas cosas que pasaban antes una vez cada diez años, pero ahora ocurren con mayor frecuencia», como dice Pérez López, se impone el reto de la investigación para asegurar la seguridad alimentaria de la población mundial. «Las plantas son el alimento básico», prosigue Pérez López. «Si al final tienes menos producción de un cultivo, tanto si se importa como si se exporta, tienes un desequilibrio mientras la población aumenta». El desafío es la supervivencia humana.

+Info: https://bit.ly/2WjRCN6

Caminando hacia un mundo con menos emisiones

Dado el peligro ya constatado del calentamiento global del planeta, la cuestión está en ser más responsables con nuestro entorno y tomar medidas individuales y colectivas que reduzcan las emisiones de CO2
Todos los días, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos generando gases de efecto invernadero (GEI). El tipo de vivienda donde residimos, los alimentos que echamos a la cesta de la compra, el medio de transporte que elegimos para ir a trabajar, el modo en que gestionamos los residuos, nuestros hábitos de consumo, nuestra propia respiración… Todo emite CO2, uno de los GEI de mayor impacto. Somos, por tanto, parte del problema del cambio climático. Pero también podemos ser parte de la solución.

En este sentido, las empresas tienen una responsabilidad mayor. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el mayor foco de emisiones de CO2 lo encontramos en la generación de electricidad. Pese al avance de las energías renovables a escala global, el aumento de las necesidades energéticas en 2018, disparó las emisiones de CO2 “un 1,7% con respecto al año anterior, alcanzado un nuevo récord con 33.1 Gt CO2”, apuntan en su último informe. El principal responsable de esta subida es el carbón, que a pesar de ir en retroceso, sigue siendo la principal fuente de generación de emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo.

Política medioambiental energética
El cambio climático y la huella ambiental preocupan a los ciudadanos y también a las empresas del sector energético. Con la vista puesta en cumplir los compromisos medioambientales adquiridos en el Protocolo de Kioto y en la pasada Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 (reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar que el incremento de la temperatura media global supere los 2 grados respecto a los niveles preindustriales), compañías como Cepsa han incorporado a su estrategia de Responsabilidad Social Corporativa la reducción del impacto de su actividad en el clima.


Estación Ambiental Madrevieja (Cádiz) en la que Cepsa colabora para su rehabilitación y recuperación.


La compañía ha traducido las metas en acciones concretas que contribuyen, además, al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que ha establecido Naciones Unidas. En concreto, Cepsa, hace hincapié en los ODS como son energía asequible y no contaminante (7), trabajo decente (8), industria, innovación e infraestructura (9), producción y consumo responsables (12), acción por el clima (13) y paz y justicia (16).

“La clave para un futuro sostenible es conseguir el equilibrio entre la reducción de las emisiones y el fomento del crecimiento económico”, expone la energética en su informe Cepsa Energy Outlook 2030. Un fin que pasa por fijar nuevos estándares de eficiencia, impulsar soluciones de energía limpia, realizar proyectos de reducción de emisiones en sus instalaciones, optimizar el uso de materias primas, fomentar la reutilización y el reciclado dentro de sus procesos y estimular las inversiones, la innovación y transformación digital en todas sus unidades de negocio y operaciones. El objetivo de reducción marcado para 2020 con respecto a 2015 es de 170 mil toneladas de CO2.

Modelo bajo en carbono y transformación digital
Con la sostenibilidad y la eficiencia energética como prioridades, la compañía avanza hacia un modelo bajo en carbono y va sumando nuevos hitos, como la puesta en marcha de más de 200 medidas para mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de su actividad o la construcción de su primer parque eólico - en Jerez de la Frontera (Cádiz) - que entrará en funcionamiento este año y que simboliza su transformación en la forma de obtener energía.

Además, gracias a los avances tecnológicos, en Cepsa también están consiguiendo reducciones significativas de CO2. A finales de 2018 la energética comunicaba el éxito de su primer proyecto de transformación digital en la Unidad de Química, aplicando a los procesos de producción tecnologías propias de la industria 4.0 e inteligencia artificial, como machine learning, big data y advanced analytics. Este plan, desarrollado en la línea 3 de fenol de la Planta Química de Palos de la Frontera (Huelva), permitirá aumentar la producción de fenol un 2,5% y, a la vez, mejorar la eficiencia energética (y, por tanto, una reducción de emisiones) de un 2%. En la Refinería de Gibraltar-San Roque (Cádiz), la mejora tecnológica en la planta de Crudo 1 supuso pasar de usar fuel oil a fuel gas como combustible. Esto redujo el impacto ambiental por el menor contenido en carbono de este último.
Planta Química de Palos de la Frontera (Huelva)

Además, cabe destacar que Cepsa, líder en la fabricación de LAB (materia prima para la fabricación de detergentes biodegradables) fue pionera en 1995 en el uso de la tecnología Detal en sus plantas. Esta innovación, desarrollada por Cepsa en colaboración con UOP (Universal Oil Products), y que recientemente ha sido mejorada (Detal-Plus), reduce considerablemente el consumo de materias primas y energía, contribuyendo a mejorar la sostenibilidad del producto.

Cepsa está totalmente concienciada con minimizar el impacto de su actividad en el entorno en el que opera y estos proyectos son ejemplo de ello. Las energéticas están haciendo cada vez mejor los deberes para ser parte de la solución y cuidar el planeta. Pero no es solo su responsabilidad. Que nuestros hogares sean espacios en los que la energía y el agua se usen de forma sostenible, por ejemplo, depende enteramente de nosotros. Entre todos podemos hacer frente al cambio climático.

Fuente: https://bit.ly/2I1DKDl