miércoles, 29 de noviembre de 2017

La sequía daña once millones de árboles en la Región de Murcia en dos años

Un estudio revela que el 72% de la masa forestal peligra por el cambio climático y los expertos universitarios recomiendan "reformular" los bosques del siglo XXI.

Las cifras son para tomarlas en serio: el 72% de los bosques de pinos de la Región se verán dañados de aquí a medio siglo a consecuencia de los efectos del cambio climático; algunas masas forestales desaparecerán y otras gozarán de mala salud. Además, en los dos últimos años (2014-2016) 31.700 hectáreas y once millones de árboles se han visto seriamente afectados por la sequía.

Estas son las principales conclusiones del estudio realizado por expertos de la Universidad de Murcia (UMU). 'La respuesta de los bosques de Pinus halepensis al cambio climático y los eventos de sequía extrema: modelos preliminares', es uno de los capítulos incluido la publicación 'Los Riesgos Ambientales en la Región de Murcia' que se acaba de hacer público.



                   Una masa forestal afectada por la sequía.

«Que las temperaturas son cada vez más altas es una verdad como un templo; mientras que para las precipitaciones necesitaríamos más tiempo para demostrar estadísticamente que están descendiendo, dada la variabilidad de las lluvias en las zonas del Mediterráneo», apunta Miguel Ángel Esteve, profesor de Ecología de la UMU y uno de los autores del trabajo.

Este científico no tiene duda del futuro: «Nuestros nietos van a vivir rodeados de un paisaje más parecido al norte de África que al actual», comenta. Y se refiere al periodo 2040-2070.
Las sequías serán cada vez más duras y largas, con menos precipitaciones y más altas temperaturas, lo que provocará una mayor evapotranspiración. Los bosques de Pinus halapensis (pino carrasco, la especie más común en la Región de Murcia), cederán terreno y dejarán paso a otros como la sabina o los cornicales, que son los más habituales en los paisajes de la costa.

«Sin embargo, esta expansión no va a ser equilibrada y no se va a corresponder con el retroceso de los bosques del interior, con lo que habrá una pérdida de masa forestal importante en estos terrenos», explica Esteve.

De hecho, los pinos resistirán sobre todo en el norte de la Región (Sierra Espuña y Noroeste), mientras que en el centro, Altiplano y sur retrocederán.

La investigación se ha centrado en Águilas y Mazarrón, Lorca, las laderas que delimitan los valles del Guadalentín y del Segura, sierras de Fortuna-Abanilla y el conjunto de sistemas forestales prelitoral.

Son los bosques de las laderas que dan al sur de las montañas los más afectados y, a su vez, los más vulnerables; pero no solo las masas arbóreas se están viendo dañadas, sino que también hay áreas de matorrales como el esparto o el romero que están retrocediendo. Además, la afección depende de la latitud y de ciertas variables climáticas básicas de cada localidad, apunta Esteve.

Nuevos bosques

¿Y qué hacer? «Hay que repensar el tipo de bosque que pueda resistir más al cambio climático en nuestra Región». Porque si algo está claro es que no se va a sufrir sólo la pérdida física del árbol, sino que va a afectar a la fauna que depende de él; el terreno sobre el que se asienta (su desaparición puede empeorar la erosión y desertificación); y además, los bosques son sumideros de carbono, y si se nos mueren, el CO2 seguirá en la atmósfera.

La propuesta del profesor de la Universidad de Murcia parte de la necesidad de llevar a cabo clareos en las zonas dañadas y en lugar de sustituir con la misma especie los árboles que han muerto, se deben utilizar más especies de arbustos, que aguantan más la sequía y evitan la erosión.

Por ejemplo, los lentiscos, los espinos negros, el acebuche... «Estos arbustos se deberían incorporar a las masas forestales más vulnerables en las laderas sur del sur de la Región», defiende Miguel Ángel Esteve, quien subraya que todas son especies autóctonas y algunas, como el lentisco, han sido tradicionalmente 'maltratadas' en la Región. Su uso como leña y para fabricar otro tipo de productos le ha perjudicado.

«Hay que dedicarle más esfuerzo presupuestario y de personal para diseñar el tipo de bosque más resistente al cambio climático», comenta el profesor de Ecología quien deja claro que «se nos desmoronan nuestros bosques y debemos reformular los del siglo XXI».

FUENTE: La Opinion de Murcia

martes, 28 de noviembre de 2017

Cómo una planta de sal puede salvarnos del cambio climático

El cambio climático es un problema que nos afecta aquí y ahora. Unos cuantos datos nos pueden bastar para comprender la gravedad de la situación ante la que nos encontramos. El año 2016 fue el año más cálido de la historia. Seguido, seguro que no es difícil de adivinar, por las cifras de 2015 y 2014. Durante el año pasado, se derritió el 97% del hielo que hay en la superficie de Groenlandia. Entre 1901 y 2010, el nivel del mar subió 0,19 metros. Todo ello tiene un profundo efecto en la flora y la fauna; a finales del siglo XXI, los expertos consideran que la mitad de las especies estarán en peligro de extinción.





En fin, un panorama precioso en el que la mano del hombre es, por supuesto, bastante responsable. ¿El mundo se acaba? ¿Nos ponemos a gritar y a llorar, a arrancarnos los pelos? O mejor, ¿buscamos posibles soluciones que puedan paliar este terrible conflicto? Los ojos de la comunidad científica se giran hacia las plantas halófitas, un posible aliado contra este incierto futuro.



Las plantas halófitas son aquellas capaces de vivir en condiciones extremas, con gran presencia de salinidad. Por lo general, la sal es un peligro para los organismos vivos, pues produce deshidratación por un proceso de ósmosis que hace que el agua de las células salga al exterior y que la sal absorba los nutrientes fundamentales como el potasio o el calcio. Pero para las halófitas, esto no es ningún problema. Su naturaleza les permite almacenar el agua gracias, por ejemplo, a que producen ácido polihidroxibutírico, un soluto que les permite vivir en compatibilidad con la salinidad de donde crecen.

Así pues, estas plantas halófitas podrían suponer una interesante arma para paliar muchos de los problemas derivados del cambio climático. Los recursos naturales de los que disponemos se verán más y más afectados por las circunstancias del calentamiento global. El hecho de que crezca el nivel del mar y de que haya una sequía prolongada en muchas regiones, limita el uso del agua dulce que se necesita para el cultivo de muchas plantas.
Soluciones desde ya

Según explica el científico ambientalista de la Universidad de Arizona, Edward Green, la búsqueda de nuevas tierras fértiles para la agricultura es una de las causas de la deforestación de los bosques, pues la tala de árboles se produce para generar más regiones en las que poder plantar. Pero, si se apostara por el cultivo de más plantas halófitas, usando agua salada y un terreno como los desiertos, esa deforestación disminuiría y, en consecuencia, también lo harían las emisiones de gases de efecto invernadero. En palabras de otro experto en la materia, como es Dennis Bushnell, cabeza visible del Langley Research Center, el desarrollo de una agricultura en la sal, podría liberar hasta el 70% del agua que ahora mismo se emplea para los cultivos tradicionales.

En nuestro país, se está llevando a cabo el proyecto ‘Las halófitas y sus relaciones rizosféricas‘, dirigido por el profesor de Ecología de la Universidad de Sevilla, Enrique Mateos. Según sus propias palabras, las halófitas “sirven para fines de tal trascendencia como consumo, obtención de pienso, obtención de fibras, materiales de construcción e incluso elementos utilizados industrialmente”. El equipo de trabajo también estudia las bacterias asociadas a las halófitas, la relación entre ambas podría resultar clave para la aplicación a los cultivos más tradicionales. Unos experimentos que ya se estarían probando con plantas más sensibles a la salinidad, como sería el caso del arroz.

Plantas que nos salvan.

 

Entre las halófitas que se están investigando, podemos destacar la Kosteletzkya pentacarpos. Esta planta, perenne y no invasiva, puede crecer en las difíciles condiciones que plantean los desiertos, y también sobrevivir a inundaciones. Su cultivo resulta sencillo y económico, pero lo más interesante son los usos que podrían tener. Sus semillas pueden convertirse en biocombustible, y sus raíces y lfores pueden transformarse en químicos industriales.

También resulta muy interesante hablar de la Salicornia bigelovii. En este caso, son un grupo de científicos argentinos los que trabajan en las investigaciones de los posibles usos de esta halófita. Su estudio se centra en desarrollar un modelo de producción agrícola basado en esta planta, que puede usarse para el consumo humano pero también de animales, para generar biocombustible o productos farmaceúticos.

Otras soluciones frente al cambio climático.

 

Las plantas halófitas se presentan como un interesante campo de investigación, pero no son las únicas soluciones que se están trabajando:

Muchas de las complicaciones que genera el cambio climático se derivan del uso de los fertilizantes nitrogenados. El óxido nitroso que se produce de ellos afecta a nuestro aire. Al liberarse, contribuye a aumentar el efecto invernadero y a la destrucción de la capa de ozono. En contacto con el vapor de agua, además, convierte la tan ansiada lluvia en agua ácida, terriblemente nociva.
Ahora, investigadores del Centro de Biotecnología y Genómica de las Plantas están trabajando para que la producción de cereal en los países desarrollados disminuya sus necesidades en el uso de los fertilizantes nitrogenados. Esto se produce al dotar a la plantas de las herramientas necesarias para absorber el nitrógeno, un proceso que por sí mismas no pueden realizar. Así, se trabaja en la transmisión de genes de nitrogenasa a las plantas, que estaría funcionando de manera óptima en la levadura. De esta manera, los cultivos serían menos dependientes de ese tipo de fertilizante, pues podrían alimentarse del nitrógeno existente en el aire. Este tipo de soluciones son clave para cultivos como el cereal, que supone el 60% de nuestra alimentación.

En nuestro país también se está desarrollando el proyecto Life Climagri. Se trata de un plan centrado en la cuenca mediterránea y en las necesidades de los cultivos de regadío. El programa se fundamenta en la difusión de unas líneas de buenas prácticas que hablan del mantenimiento de la cobertura vegetal del suelo así como en la necesidad de las rotaciones en los cultivos. Entre sus propósitos se encuentra el objetivo de adaptar los cultivos a las nuevas necesidades climatológicas, que sirvan para conseguir un futuro más sostenible para todos. La agricultura de conservación se aúpa como un modelo de equilibrio medioambiental que puede ayudar a reducir la presencia de CO2 en nuestra atmósfera.

El cambio climático es un gran desafío para el hombre. No sólo porque nos pone ante la perspectiva de ver morir a nuestro planeta. Sino también porque nos coloca ante la disyuntiva de, como seres humanos, corregir los propios comportamientos que nos están llevando al desastre.

FUENTE: Nobbot tecnología para las personas

lunes, 27 de noviembre de 2017

Trabajar de lunes a jueves acabará con el paro, el estrés y el cambio climático

La reducción de la jornada laboral es una demanda histórica de la izquierda, pero cada vez más instituciones de todo signo creen que es una necesidad.

“Imagina que existe una política que puede acabar con el desempleo y el subempleo, frenar problemas de salud que van de los trastornos mentales a la hipertensión, mejorar la productividad, ayudar al medioambiente, conciliar la vida familiar, alentar a los hombres a hacer más tareas domésticas y hacer a las personas más felices. Suena fantástico, pero existe, y estamos tardando en aplicarla: la introducción de la semana de cuatro días”.

Con estas palabras abre su columna en The Guardian Owen Jones, una de las figuras más reconocidas de la nueva izquierda británica e intelectual de referencia de partidos como Podemos –él mismo bromeó con ser el “gemelo diabólico de Errejón”–. En el texto, Jones reconoce que pedir “trabajar menos” es una demanda histórica de la izquierda, pero asegura que contamos cada vez con más datos que apuntan a la necesidad de reducir notablemente la jornada laboral. Y es algo que cada vez aceptan más instituciones poco sospechosas de izquierdismo.

Según explica a Lainformacion.com Diego Vicente, profesor de Recursos Humanos y Comportamiento Organizacional de IE Business School, “como este tipo de demandas las hacen los sindicatos ya vienen deslegitimadas pero ¿quién no quiere trabajar menos?”. En opinión de Vicente, trabajar cinco días a la semana es una convención como otra cualquiera, que puede ser cambiada cuando se necesite, pues son las personas las que organizan una empresa y no al contrario. Y no cabe duda de que en la actualidad pasamos demasiado tiempo en el centro de trabajo y no siempre haciendo aquello por lo que se nos paga.

“No es que estemos trabajando demasiado, es que estamos trabajando mal”, afirma tajante el profesor. “¿Pasa algo en verano con la jornada intensiva? ¿Pasa algo porque se sinteticen en ocho horas lo que antes te llevaba trece? No, no pasa nada, esas empresas sobreviven. Mucho del tiempo que se dedica a la jornada laboral es tiempo basura, como esas dos horas que se dedican a comer, es un tiempo que no estás en casa y estás secuestrado en tu trabajo, cuando en realidad se puede comer en media hora. Ocurre mucho en España donde las jornadas laborales son interminables”.

Trabajar menos no implica producir menos

Puede parecer que la racionalización de horarios de la que habla Vicente es un planteamiento menos radical que reducir la semana laboral a cuatro días, pero en realidad estamos hablando de lo mismo: la forma en que organizamos nuestro tiempo. Y es una discusión que comenzó en el siglo XIX, cuando se inventó el reloj –el instrumento definitorio de la era contemporánea, como defiende el historiador Jürgen Osterhammel en su libro La transformación del mundo– y se empezó a medir las horas que debíamos pasar en el trabajo. Ya entonces Bejamin Franklin pronóstico que con los avances en la tecnología en el siglo XX solo trabajaríamos cinco horas a la semana. No ha sido así pero ¿al menos podríamos alargar los días festivos?

Como apuntan Jones y muchos otros estudiosos hay varias razones al margen de la conciliación familiar (que no es baladí) por las que implementar la semana laboral de cuatro días puede ser una buena idea. Y no solo para los trabajadores, también para las empresas. Son estas:

1. Evitaría problemas de salud pública (y se ahorraría)

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, el 59% de los profesionales en España sufre de algún tipo de estrés en el trabajo, un trastorno que causa el 30% de las bajas. Pero no es el único problema que dispara las jornadas laborales excesivas. Según la Guía para el Bienestar Emocional en las Organizaciones, editada por el Instituto DKV de la Vida Saludable y la Fundación Salud y Persona, el 86% de los trabajadores españoles consideran que sus procesos de enfermedad se han iniciado o agravado en el trabajo.

¿Se reducirían estos problemas si trabajáramos menos? Como apunta Jones es lógico pensar que sí pero, además, se ahorraría un dineral para las arcas públicas, pues el sistema sanitario tendría que lidiar con muchos menos de los problemas derivados del estrés laboral, como puede ser la hipertensión. Por no hablar de los accidentes de tráfico in itinere, el dolor de espalda (la mayor causa de baja laboral) o los problemas asociados al sedentarismo.

2. Reduciría el desempleo

“Trabajar menos para trabajar todos”. Otro lema histórico de la izquierda pero que cuenta con el respaldo de numerosos economistas. En el fondo, no es más que una medida de redistribución, pero puede funcionar para crear empleo –así ocurrió, por ejemplo, cuando la jornada laboral se redujo en Francia a las 35 horas, aunque con el tiempo quedara en saco roto–. Y es algo que defienden personas tan dispares (no precisamente socialistas) como Carlos Slim o Richard Branson, que han pedido públicamente que se reduzca el tiempo que pasamos en el trabajo para dejar espacio a las personas que no lo encuentran.

En opinión de Jones, la redistribución del trabajo –permitiendo que las personas que trabajan mucho trabajen menos y las que trabajen poco trabajen más– será pronto una obligación, pues la progresiva automatización de muchos empleos manuales dejará fuera del mercado laboral a millones de trabajadores.
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3. Combatiría el cambio climático

Alex Williams, profesor de sociología de la City University de Londres apunta en un artículo en The Conversation que una semana laboral de cuatro días reduciría el consumo de energía en las oficinas pero además evitaría numerosos desplazamientos en coche, con la disminución de la contaminación atmosférica que esto conlleva.

Un estudio de los economistas David Rosnick y Mark Weisbrot asegura que si los estadounidenses sencillamente redujeran sus jornadas laborales a estándares europeos (donde tenemos más vacaciones) habría una bajada estimada del 20% en el consumo energético.

4. Aumentaría la productividad

Como explicaba Vicente, no es lo mismo estar en el trabajo que estar trabajando, y nadie que haya pasado por una oficina es ajeno al presentismo, la perniciosa actitud por la que se valora el tiempo que pasa la gente en el trabajo y no lo que verdaderamente hace allí.

Según Jones la evidencia sugiere que al trabajar menos horas aumenta la productividad por hora (algo que tiene lógica) pero como además se reduce el estrés, también disminuye el absentismo laboral. Un estudio realizado en Gotemburgo (Suecia) parece, además, respaldar esta idea. Una residencia de ancianos de la localidad redujo la jornada laboral de los enfermeros a solo seis horas. Los resultados fueron sorprendentes: aumentó la productividad total y se perdieron menos días por bajas.

Esto último es importante, pues si se mantiene (o aumenta) la productividad, una reducción de la jornada no debería ir acompañada necesariamente de una bajada de salario, lo que como explica Vicente podría llevarnos a hacer un pan como unas tortas: “Al final repartiremos porque no hay para todos, pero a ver si estamos repartiendo la miseria”.

FUENTE: https://goo.gl/wc78oo

jueves, 23 de noviembre de 2017

Así quedarían las principales ciudades costeras con la subida del nivel del mar


Científicos muestran el antes y el después para concienciar al mundo sobre el calentamiento global.

El aumento del nivel del mar como consecuencia del calentamiento global puede hacer estragos en 2100. Para este año, algunas de las principales ciudades costeras del mundo, como Nueva York o Sydney, pueden quedar completamente inundadas.

Para concienciar al mundo sobre este grave problema, la organización de científicos Climate Central ha publicado el antes y el después de grandes urbes si el planeta sigue calentándose. La primera imagen muestra las consecuencias de un aumento de la temperatura de cuatro grados centígrados y la segunda, de dos grados.

LONDRES.



 
 DURBAN



WASHINGTON D.C.




MIAMI



RIO


Ver vista de satélite de esta escena y más >> Aquí

FUENTE:  La Opinión de Murcia

martes, 21 de noviembre de 2017

España se enfrenta a una de las sequías más destructivas de la historia

España se enfrenta en 2017 a una de las sequías más graves de la historia ¿Por qué ahora? ¿Podemos evitar una sequía igual el futuro?

España sufre una sequía cada ocho o diez años porque se encuentra en la zona templada del planeta y bajo la influencia de dos corrientes de aire: una masa de aire frío y húmedo que viene del Atlántico y una masa de aire caliente y seco de origen africano.

Según el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, los años hidrológicos 2013/14, 2014/15 y 2015/16 fueron bastante secos en general, especialmente el segundo de ellos, aunque con una distribución geográfica de las precipitaciones muy desigual.

«Somos el país con más embalses per cápita del mundo, tenemos más de 1.300 grandes embalses y ya no se pueden hacer más, a no ser que se construyan en zonas de alto valor ecológico», asegura Julio Barea, responsable de la campaña de Aguas de Greenpeace. «Los efectos de la sequía son cada año peores, porque ya no es solo un tema meteorológico, la península las lleva sufriendo desde hace más de 10.000 años, ahora además se agudizan por el cambio climático, por lo que van a ser más recurrentes, con periodos más cortos entre sequías y duración más intensa».

El año 2017 se va a recordar como el más seco desde 1965, la media de precipitaciones a nivel estatal está siendo un 20 por ciento menor que otros años, pero en algunas cuencas el porcentaje llega hasta el 65 por ciento. Tanto es así que sufren sequía hidrológica crónica cuencas como la del Júcar, el Segura y el Duero.



Pero hagamos lo que hagamos no va a llover más de lo que llueve. Según datos del  Informe Anual de Indicadores: Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente del Ministerio de Medio Ambiente de 2015, el consumo urbano e industrial supone apenas el 15 por ciento del consumo de agua de nuestro país, el resto, el 85 por ciento se utiliza para la agricultura y la ganadería. «Se ha apostado por una política agraria muy destructiva; se cultivan, por ejemplo, maíz o alfalfa, grandes consumidoras de agua y que ni siquiera son especies autóctonas europeas, que esquilmas nuestras reservas hídricas», añade el experto.

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ya ha advertido en numerosas ocasiones que las medidas para luchar contra la sequía se deben llevar a cabo cuando todavía hay suficiente agua en los embalses y que hay que evitar el derroche del agua en la medida de lo posible.

Ya hay consecuencias: pueblos enteros con problemas de abastecimiento.

Paradigmático es el caso de Vigo, pero no es el único. Más de 124 pueblos por toda la geografía española, en Andalucía, Navarra, Asturias o Castilla-La Mancha, ya sufren restricciones de agua, y lo peor está aún por llegar.

La ciudad de Vigo, en alerta extrema por la falta de agua

Galicia exporta una imagen llena de verdes valles y sus frondosos bosques pero esta idílica estampa está cambiando en los últimos años. Uno de los municipios que más lo está sufriendo es la ciudad de Vigo. El nivel de sus embalses se ha reducido tanto que sus autoridades apenas pueden asegurar el suministro de agua potable. La situación actual es técnicamente de alerta y se calcula que, de seguir la actual progresión y en vista de las previsiones meteorológicas, se podría pasar a la fase de escasez severa, esto es, menos de 70 días de suministro, en la primera semana de diciembre.

Esta misma semana la Consellería de Medio Ambiente empezará a tomar medidas para evitar que la sequía que afecta a los concellos de la cuenca Galicia-Costa repercuta en la población. Así está previsto que el departamento autonómico autorice en los próximos días la reducción del caudal de salida del embalse de Eiras hacia los ríos con la intención de proteger de manera prioritaria el uso de abastecimiento.

El Ayuntamiento ya ha suprimido el uso de riegos y baldeos, el cierre de fuentes y bebederos y se buscan fugas de la red de abastecimiento. Para el exuberante paisaje gallego, es el peor escenario posible y de emergencia extrema.


La mayor playa artificial de Europa, en Guadalajara

En esta situación dramática, llama la atención el anuncio realizado por el grupo constructor Rayet, quien promoverá la mayor playa urbana artificial de Europa en el municipio de Alovera (Guadalajara), en pleno Corredor del Henares y a 40 minutos de Madrid capital, con una inversión prevista de 15,6 millones de euros y que estará operativa entre 2 años y medio y 3 años.

La playa estará compuesta por una franja de agua de unos 25.000 metros cuadrados, rodeada de una zona de arena de 15.000 metros cuadrados de superficie. La playa tendrá una profundidad de 2,5 metros con una pendiente para simular la entrada a una playa.

Acuíferos y aguas subterráneas, también secos

La ley de Aguas de 1985, tras entender que todas las aguas forman parte de un mismo sistema de interrelaciones, integra no solo la gestión de las aguas superficiales sino también las subterráneas y otorgó a los acuíferos un uso estratégico en situaciones especiales, como la sequía.

Sin embargo, ya en 2006 existían más de 510.000 pozos ilegales utilizados para la agricultura que utilizaban el agua equivalente al consumo de 58 millones de personas por año, según el informe «Agua. La calidad de las aguas en España. Un estudio por cuencas», de Greenpeace. «En diez años se habrán cerrado apenas unos 20 pozos, pero a saber cuántos más se habrán abierto, y nuestros acuíferos son las reservas hídricas estratégicas que vamos a tener en casos de extrema gravedad», explica el responsable del estudio. «El agua es imprescindible y enseguida se notan los efectos de su falta. El ser humano muere si está tres días sin poder beber, lo que supone uno de los mayores problemas ambientales a los que se enfrenta nuestro país si no ponemos remedio lo antes posible».

 La sequía en España este 2017 es una realidad pero parece que no aprendemos de nuestros errores.

FUENTE: Nationalgeographic

lunes, 20 de noviembre de 2017

Verdes con HECHOS, no palabras: cerramos todas las centrales de carbón

A ti también te sorprenden empresas muy negras con mucha palabrería sobre la lucha contra el cambio climático y que “en el futuro ellos también van a cambiar y serán verdes”, ¿verdad? Y te cansa ver cómo te explican que no son tan contaminantes y hasta prometen cambiar en las próximas décadas, ¿verdad? Y te preocupa ver cómo la amenaza el cambio climático sigue acercándose inexorablemente y crees que estamos tomándonoslo demasiado tranquilos, ¿no?

Normal. El reto para el planeta es tan grande que son necesarias medidas reales directas, contundentes e inmediatas. Por eso, hemos decidido cerrar todas nuestras centrales de carbón en el mundo, las más contaminantes. Volvemos a mostrar nuestro ADN verde con hechos, no solo palabras.



Una decisión histórica que nos reafirma como la empresa de referencia en la lucha contra el calentamiento global del planeta, una obligación ineludible si queremos que el futuro sea mejor para todos. Ya emitíamos un 70% menos CO2 que la media de nuestros competidores en Europa, pero creíamos que no era suficiente ser los más limpios: hay que tomar la iniciativa y actuar con valentía si queremos ganar la batalla contra el cambio climático.

Desde hace años somos líderes mundiales en renovables, gracias a que fuimos los primeros en apostar por la energía eólica cuando nadie creía en esta tecnología hace más de 20 años. Pero no nos conformamos. Con el cierre de todas las plantas de carbón, cumplimos nuestro compromiso verde. Te llevamos YA la energía más limpia por un mundo mejor.

FUENTE: Blog Iberdrola

Calor geotérmico, fuente de deshielo en el Polo Sur

La NASA ha demostrado la existencia de una fuente de calor geotérmica bajo la Tierra de Marie...

 Ver video: La Verdad

Si no llueve en dos semanas, noviembre sería el mes más seco en 36 años

La Aemet no espera precipitaciones en los próximos quince días y explica que diciembre empezará con temperaturas más altas de lo habitual.

El mes de noviembre podría pasar a ser el más seco de los últimos 36 años si no llueve de aquí a final de mes. De hecho, la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología es continuar en la tónica anticiclónica con temperaturas cálidas durante el día y frías por la noche.

Así lo asegura el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Murcia, Luis Bañón, quien explica que de cara al fin de semana, la única variación prevista será el domingo 19, con la entrada de viento del Levante, que aportará un poco de humedad, con alguna nube a primera y última hora del día.

El martes, miércoles y jueves de la próxima semana las temperaturas volverían a subir hasta llegar incluso a los 23-25 grados en algunos puntos de la Región, ante la llegada de vientos del Sur. Por lo que la semana del 20-26 de noviembre seguirá una tónica parecida, con temperaturas diurnas cálidas y nocturnas frescas, con "muy escasas" precipitaciones; algo mas probables hacia el fin de semana 25 y 26.




Diciembre comenzará con temperaturas más altas de lo habitual.

Al final del mes de noviembre o principios de diciembre, aunque entraría alguna borrasca que podría traer alguna precipitación "débil", seguirá dominando la situación anticiclónica, por lo que diciembre "parece que comenzará con temperaturas más altas de lo normal para la época, sobre todo las diurnas, con dominio anticiclónico y poca lluvia".

Así, ha resumido Bañón, que para los próximos 15 días, no se prevén lluvias, ni frío, mas allá del de primeras horas del día, ni nieve en la Región de Murcia, "convirtiendo el mes de noviembre el de menor precipitación de los últimos 36 años" pues, hasta hoy, se han registrado en la Región unos 0,35 mm.

Para encontrar un noviembre más seco que el de hasta ahora, de 2017, habría que remontarse a 1981 con 0 mm. En el siglo XXI, noviembre de 2009 fue el último con carácter de muy seco. Tras lo que señala que estos comportamientos suelen ir asociados a situaciones llamadas de bloqueo, en las que un persistente anticiclón evita la entrada de borrascas a la península ibérica.

Si, como parecen apuntar las predicciones, en lo que queda de noviembre lloviera de media en la Región menos de 5 mm, el trimestre septiembre-octubre-noviembre, sería el más seco desde que se tienen registro, desde 1941.

En cuanto a temperaturas, y referido al observatorio de Murcia, el período septiembre, octubre y la primera quincena de noviembre, ha tenido un carácter cálido. En particular, los primeros quince días de noviembre se han caracterizado por noches frías y días cálidos.

De momento, según consta en las estaciones de la Aemet, la noche más fría fue la del 15 de noviembre, con -3,9 grados en Los Royos de Caravaca de la Cruz; y la primera helada, el día 14 con -1,6 grados en la misma pedanía caravaqueña.

Para conocer toda la información del tiempo en la Región de Murcia, LA OPINIÓN tiene disponible su servicio de meteorología.


Pronostican cómo se inundarán las ciudades costeras

La NASA ha creado una nueva herramienta de pronóstico que puede predecir qué ciudades se verán afectadas a medida que se derriten porciones de capas de hielo debido al calentamiento global.

Ver video en 20 MINUTOS DIGITAL

viernes, 17 de noviembre de 2017

El cambio climático ya está en niveles preocupantes: 2017 está llevando al planeta al límite

El planeta está sufriendo los efectos del cambio climático. Quizás este año más que nunca. Y es que 2017 se antoja fundamental para combatir los ataques al clima que tanta repercusión han tenido a nivel mundial. Bajo esa premisa se reúne, hasta mañana, la Cumbre del Clima en la ciudad alemana de Bonn.



En este encuentro, los objetivos están muy claros, pero falta cumplir con ellos y sobre todo con los plazos. Ya sin Estados Unidos en el Acuerdo de París, los países trabajarán para comprometerse de aquí a 2020 para cumplir una serie de metas por el bien del medio ambiente.

Y por otro lado, precisamente el Acuerdo de París tiene que centralizar ya las vías a tomar para hacer un planeta más sostenible. Su meta es clara: no rebasar la temperatura del Planeta en 2º para final de siglo, y hacer todo lo necesario para no subirla en 1,5º. Pero, ¿por qué las alarmas han terminado de saltar en 2017 respecto a cambio climático?

Incendios en California: descontrol y devastación

Una semana de horror en California. El pasado mes de octubre un total de 21 fuegos devastaron el estado, dejando a su paso 42 muertos –y más de 50 desaparecidos- y unas 99.000 hectáreas calcinadas. Las zonas rurales fueron las más afectadas y las altas temperaturas del momento dificultaron las labores de extinción.

Es la ola de incendios más grave de la que existe constancia y su descontrol ha hecho reflexionar sobre cómo se deben abordar estos acontecimientos. A las devastadoras pérdidas humanas hay que sumar también las económicas: el cálculo de las autoridades asciende a más de 100.000 de dólares.

Asia, desbordada

El sur de Asia ha pagado también su peaje este verano. Lo hizo con unas terribles inundaciones que a su paso dejaron 1.300 en total –además de cifras inestables de desaparecidos- y 41 millones de damnificados, de los que 16 millones son niños, según datos facilitados por Unicef.

El causante de este desastre fue el viento. Un monzón mucho más intenso de lo habitual que llegó a ser incontrolable en los distintos puntos del continente. El país más afectado fue la India, con más de mil muertos. Por otro lado, en Pakistán 23 personas perdieron la vida electrocutadas mientras que Nepal dejó 143 personas sin vida y unos 416.000 desplazados, tal como revelan las estadísticas de diversas ONG.

El cambio climático en su conjunto también tiene como daño colateral la economía. Y es que las inundaciones, en el caso de Bangladés, arrasaron casi cinco millones de hectáreas y unas 700.000 viviendas. A su paso, murieron 140 personas.

Harvey, Irma y María arrasaron el Caribe

Ha sido este un año además especial, en términos negativos, si hablamos de huracanes. Tres nombres que en el Caribe tardarán en olvidar. Irma, Harvey y María: viviendas derruidas, vientos incontrolados, poblaciones desplazadas. En definitiva, registros que pocos recuerdan en territorios muy dados a tormentas de este tipo.

60 muertos. Esa cifra lo dice todo. Y es que Irma se empeñó en batir récords. Sus vientos sostenidos a 290 km/h azotaron Puerto Rico, Estados Unidos, las islas de Antigua y Barbuda, San Bartolomé, San Martín, las islas Vírgenes Británicas, República Dominicana, Haití, Bahamas y Cuba.

En Barbuda, las autoridades locales informaron que el 95% de las viviendas quedaron afectadas por el paso de la tormenta.

Harvey, con cifras menores, tuvo una repercusión también preocupante. A los once fallecidos hay que sumar las más de 30.000 personas afectadas, y unas pérdidas de más de 20.000 millones de dólares. Tocó tierra en Houston, pero lo hizo dos veces, por lo que las inundaciones se agravaron.

Puerto Rico tampoco se libró de ser el centro de esta terna de huracanes. María no cesó durante su paso y dejó 45 muertos y unos 120 desparecidos. Más de 32.000 puertorriqueños han llegado a Florida desde el pasado 3 de octubre, que fue la fecha crítica del huracán, y además, en el momento más crítico casi el 70% de las familias en toda la isla se quedaron sin electricidad.

En España, efectos en forma de sequía

Nuestro país, por otro lado, está seco. Si a nivel mundial los efectos del cambio climático son variados, España se ha visto asolada por la sequía. El año hidrológico, que va del 1 de octubre al 30 de septiembre, se ha cerrado con datos muy preocupantes. Júcar, Segura y Duero son tres de las zonas que están afectadas por la sequía prolongada.

Según la AEMET, el año hidrológico ha cerrado con 551 litros por metro cuadrado en toda España, lo que representa un 15% menos de la media histórica, situada en 648 litros. Y además, los embalses se encuentran en sus peores niveles desde el año 2006, en un 38,9% de su capacidad.

Larsen C, la plataforma de hielo que está a punto de romperse

Si miramos a los polos, la situación no es mucho mejor. Una de las plataformas de hielo más grandes, Larsen C, lleva varios meses resquebrajándose. Después de incrementar su tamaño a principios de año, la grieta estuvo estática hasta el mes de mayo: en ese punto comenzó a experimentar un giro hacia el océano, lo que facilita su derretimiento.

Además, los expertos ven a la plataforma Larsen C como un elemento vulnerable. Tiene un espesor de 350 metros, por lo que frena a los glaciares menores. Es el tercer bloque de un grupo que hasta 1995 estaba formado también por Larsen A y Larsen B, ya desintegradas.

Esta consecuencia tiene causas tanto geográficas como climáticas, aunque el alarmismo no es tan elevado, puesto que los investigadores avisan de que "no tendrá repercusión en el nivel del mar".

Dinámica negativa: los tres años más calurosos

En lo que queda de 2017 la situación no parece que se vaya a normalizar. Este está siendo el segundo año más caluroso de la historia desde 1880. No alcanza al más cálido, que es el pasado (un grado por encima de la cifra térmica más elevada), pero lo realmente preocupante es que el tercero en esa clasificación es el 2015. ¿Cuál es la conclusión? Que estamos ante una dinámica: los tres últimos han sido los tres más calurosos de los últimos 137 años.

Todo esto tiene repercusión especial, como siempre, en las personas. De hecho, el cambio climático provoca la creación de un grupo que son los refugiados medioambientales: Acnur calcula que para el año 2050 los efectos del cambio climático expulsarán de sus tierras a unos 250 millones de personas. Además, sostienen que las implicaciones del cambio climático tienen efectos sociopolíticos que derivan en conflictos que terminan forzando movimientos humanos (como se ha visto desde Darfour a Siria).

La Cumbre del Clima ha puesto el foco en el año 2020. El reto es comenzar a reducir los efectos negativos del cambio climático para esa fecha. El compromiso con el medio ambiente parece estar reforzándose, al menos sobre el papel, pero en un 2017 tan complicado se hace más urgente que nunca que lo que ahora son propuestas, a corto plazo sean soluciones.

FUENTE: 20 Minutos.

jueves, 16 de noviembre de 2017

15.000 científicos advierten del daño «irreversible» a la Tierra

El bienestar humano se verá «seriamente amenazado» por el cambio climático, la deforestación, la falta de acceso agua dulce, la extinción de las especies y el crecimiento de la población humana.

Un grupo de 15.000 científicos de 184 países han alertado, por segunda vez en 25 años, sobre las negativas tendencias ambientales que amenazan "seriamente" el bienestar humano y causan daños "sustanciales" e "irreversibles" a la Tierra.

"Advertencia de los científicos del mundo a la Humanidad: Un segundo aviso" es el título del artículo que firman hoy en la revista BioSience, en el que hablan de las "señales obvias de que vamos por una camino insostenible", aunque también ofrecen acciones para intentar revertir las actuales tendencias.
En los últimos 25 años las tendencias en nueve temas medioambientales "sugieren que la Humanidad sigue arriesgando su futuro", aunque hay algunas excepciones como la estabilización de la capa de ozono.




El bienestar humano se verá "seriamente amenazado" por tendencias negativas en algunos tipos de daños ambientales, como el cambio climático, la deforestación, la falta de acceso agua dulce, la extinción de las especies y el crecimiento de la población humana, escriben los expertos.

Sin embargo, "la Humanidad no está tomando las medidas urgentes necesarias para proteger nuestra biosfera en peligro", según los firmantes del artículo, pues "la abrumadora mayoría" de las amenazas que ya se habían descrito persisten y, "de manera alarmante, la mayoría están empeorando".

Por ello los científicos sugieren trece áreas en las que actuar para revertir esas tendencias negativas y sugieren que puede ser necesaria una corriente de presión pública para convencer a los líderes políticos para que adopten las medidas correctivas apropiadas.

Crear más reservas terrestres y marinas; fortalecer la aplicación de las leyes contra la caza furtiva y las restricciones al comercio de especies silvestres; ampliar los programas de planificación familiar y de educación para las mujeres; promover un cambio de dieta basada en las plantas y la adopción "generalizada" de energías renovables y tecnologías "verdes" son algunas de sus propuestas.

Esta es la segunda advertencia sobre los peligros del futuro pues todas las tendencias han empeorado desde 1992, cuando más de 1.700 científicos, entre ellos todos los premios nobel, firmaron "Advertencia de los científicos del mundo a la Humanidad", publicada por la Unión de Científicos Preocupados.

La nueva advertencia ha sido escrita por un equipo internacional liderado por el profesor William Ripple de la estadounidense Universidad de Oregón, usando datos de agencias gubernamentales, organizaciones sin ánimo de lucro e investigadores individuales para advertir sobre los "daños sustanciales e irreversibles" a la Tierra.

Algunas personas, "podrían tener la tentación de ignorar estas evidencias y pensar que estamos siendo alarmistas", indicó Ripple, pero "los científicos saben interpretar datos y mirar a las consecuencias a largo plazo. Los que han firmado esta segunda advertencia no están solo lanzando una falsa alarma".

Antes al contrario, "están reconociendo las señales obvias de que vamos por un camino insostenible -agregó-. Esperamos que nuestro documento encienda un amplio debate público sobre el medioambiente y el clima global".

Aunque el panorama parece sombrío, los científicos señalan que se han hecho progresos en algunas áreas como la reducción de los productos químicos que dañan la capa de ozono y el aumento de la energía generada con fuentes renovables.

Además, en algunas regiones se ha producido un "rápido descenso en las tasas de natalidad, lo que puede atribuirse a inversiones para la educación de las mujeres" y también se ha registrado una ralentización de las tasa de deforestación en algunos lugares.

Entre las tendencias negativas el artículo señala la reducción del 26% en la cantidad de agua dulce disponible "per capita", el descenso en las capturas de pescado salvaje, a pesar del aumento de los esfuerzos pesqueros, o un incremento del 75% en las zonas muertas de los océanos.

También causa preocupación la pérdida de unos 300 millones de acres de zonas boscosas, muchas de ellas convertidas a usos agrícolas, el continuo incremento de las emisiones globales de carbono y el aumento de las temperaturas.

La Alianza de Científicos Mundiales también destaca el aumento del 35% de la población humana, mientras se da una reducción colectiva del 29% en el número de mamíferos, reptiles, anfibios, aves y peces.


FUENTE: LA VERDAD

La sequía enmarrona España


El Meteosat retrata el espectacular retroceso de la hierba en la Península, un aviso de lo que puede pasar si no se frena el cambio climático
España es mucho menos verde que hace tres años por estas fechas. Mire las imágenes de la derecha. La de arriba es del 31 de octubre de 2014, después de un año hidrológico -se llama así al periodo entre el 1 de octubre de un año y el 30 de septiembre del siguiente- ligeramente seco, con solo un 4% menos de precipitación que la media. La de abajo es del 31 de octubre pasado, después de un año hidrológico muy seco, con un 15% menos de precipitaciones. «Los tonos marrones revelan ausencia de vegetación. La diferencia salta a la vista», escribía la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Twitter como acompañamiento a las imágenes.

Elaborados a partir de información recogida por el Meteosat tanto en el infrarrojo como en luz visible, estos dos retratos de la Península Ibérica van más allá del preocupante estado de los embalses, actualmente al 37% de su capacidad. «No es que donde en 2014 había árboles ahora no los haya, sino que falta vegetación herbácea por la ausencia de lluvias», puntualizaba poco después la Aemet. «Las imágenes reflejan el índice de actividad fotosintética; es decir, la vegetación en desarrollo. En las zonas marrones no hay hierba. Las plantas herbáceas tienen un ciclo de vida corto, y las altas temperaturas y la falta de lluvia del inicio de este otoño han impedido que crezcan», explicaba ayer a este periódico Rubén del Campo, meteorólogo de la Aemet. Las herbábeas son más sensibles que los árboles a la falta de agua, ya que «sus raíces son menos profundas y, por lo tanto, dependen de la humedad de las primeras capas del suelo». Por eso son las primeras víctimas de una sequía como la que sufrimos.

Acabamos de vivir un octubre atípico. «La temperatura media ha estado 2,6 grados por encima de la media del mes. Ha sido el segundo octubre más cálido desde 1965, por detrás solo del de 2014, y el más seco en lo que llevamos de siglo». No sería raro que la cubierta vegetal se recuperara el próximo año, advierte Del Campo. Sin embargo, los escenarios a largo plazo que los científicos manejan sobre el cambio climático no son nada halagüeños para España. Un reciente informe del Ministerio de Medio Ambiente apunta que el 75% de la Península corre el riesgo de convertirse en un desierto a finales de siglo como consecuencia del cambio climático.

«Los escenarios para el Mediterráneo hablan de más olas de calor, episodios de sequía más prolongados y más lluvias torrenciales», enumera el científico de la Aemet. La desaparición de las plantas herbáceas es la del primer frente de batalla contra la erosión del suelo y la desertificación. «Estos mapas hablan por sí solos de lo que está pasando», dice Del Campo.

FUENTE: LA VERDAD DIGITAL DE MURCIA

miércoles, 15 de noviembre de 2017

jueves, 9 de noviembre de 2017

El mundo será tres grados más caliente

La ONU avisa en la COP23 de que, aunque se cumpla lo pactado, la temperatura media subirá hasta finales de siglo el doble del mínimo fijado en París.

La Cumbre del Clima de Naciones Unidas (COP23) comenzó ayer en Bonn con un llamamiento a la aplicación del acuerdo de París. «Debemos cumplir con nuestros compromisos y no abandonarlos», afirmó el presidente y anfitrión de la cita, el primer ministro de las islas Fiyi, Frank Banaimarama, en alusión a Estados Unidos. Un estudio presentado por la ONU en Ginebra destaca que, aun cumpliendo con todos los compromisos establecidos hace dos años, la temperatura media del planeta subirá hasta 2100 en tres grados, el doble del máximo planteado en París.

Donald Trump anunció en verano que su país se retiraba del acuerdo parisino al considerarlo incompatible con sus intereses. EE UU y Siria son los únicos ausentes de una reunión a la que asisten unas 25.000 personas, entre ellas, delegados de 195 países, representantes de 500 ONG y un millar y medio de periodistas. Durante dos semanas, los participantes en la cumbre deberán establecer reglas unitarias y vinculantes para que los países firmantes del acuerdo de 2015 midan y registren sus emisiones contaminantes. «Nadie debe hacer trampa», subrayó ayer la ministra alemana de Medio Ambiente, la socialdemócrata Barbara Hendricks.





La reunión estuvo precedida por la publicación de varios informes preocupantes sobre la situación del cambio climático. Mientras Trump asegura que la elevación de la temperatura «es un invento chino», trece organismos oficiales estadounidenses advierten de que, si no se pone freno a las emisiones contaminantes, el nivel del mar aumentará 2,4 metros antes de acabar el siglo. Se inundarán así grandes superficies costeras y se sumergirán bajo los océanos archipiélagos como las Fiyi.

«Es extremadamente probable que la influencia humana sea la causa dominante del calentamiento que se observa desde mediados del siglo XX», sostiene el informe de dos mil páginas, en el que se subraya que «no existe otra explicación alternativa convincente».

A la hora de comentar los resultados de los recientes estudios, la directora de la Oficina del Clima de la ONU, Patricia Espinosa, señaló que este año será uno de los tres mas calurosos desde que existen registros globales. «Por eso debemos actuar inmediatamente», dijo la responsable de la ONU, que apremió a los delegados de los países a definir los baremos y normas para el control de las emisiones contaminantes.

Pese la retirada de Washington del pacto mundial para frenar el calentamiento global, todos los demás países firmantes defienden el compromiso. «Incluso aquellos que lo tienen mas complicado», dijo la ministra alemana en referencia a China e India, las dos grandes naciones que afrontan el reto de suministrar energía a unas poblaciones gigantescas y a la vez tratar de cumplir con lo acordado en París.

La postura de Trump no se ha visto secundada por muchos estados y ciudades de EE UU que contribuirán a los esfuerzos internacionales para frenar el calentamiento, algo a lo que también se han comprometido Google, Microsoft, Shell y Walmart.




FUENTE: LA VERDAD

El calentamiento de los mares amenaza la biodiversidad

La temperatura del Mediterráneo supera entre 3 y 5 grados a la habitual en esta época del año.

El calentamiento global del planeta, que está detrás del cambio climático, también se deja notar de manera sensible en la temperatura de los océanos. «Esta semana, el mar se encontraba a 22 grados, cuando lo normal en esta época es que esté entre 17 y 19 grados», revela el profesor titular del área de Ecología de la Universidad de Murcia (UMU) José Antonio García Charton. Si las temperaturas son excepcionalmente altas y se prolongan en el tiempo después del verano, como viene sucediendo en la última década, algunos organismos marinos se ven afectados de forma considerable e incluso pueden llegar a morir. Estrés térmico, anomalías en el desarrollo y el crecimiento y un adelanto de su reproducción sexual son algunas de las consecuencias que 'pagan' especies clave como la 'Posidonia oceanica', las esponjas de mar y algunos corales por el calentamiento del mar, según apuntan los investigadores. Pero la situación es tan delicada, añaden, que este factor también modifica las migraciones y favorece la llegada a nuestras costas de organismos no indígenas potencialmente invasores y especies termófilas, propias de zonas más cálidas como el sur del Mediterráneo o el Atlántico subtropical. «Estamos ante una serie de cambios que, sin duda, pueden poner en riesgo la fauna marina autóctona de la Región», alertan los especialistas.

Esta situación preocupa desde hace tiempo a los expertos en ecología marina. Juan Manuel Ruiz, científico e investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO), explica que «estudiamos especies clave, que son aquellas sin las cuales el ecosistema no podría existir, ya que crean un hábitat en el que viven y se alimentan otros organismos, como crustáceos, moluscos, gusanos poliquetos... Ejemplos de especies clave son la 'Posidonia oceanica', los corales y las esponjas».



Los organismos marinos tienen un óptimo de temperatura. Cuando el mar supera ese óptimo, llegan a su límite de tolerancia y entran en un estado de estrés que afecta a su rendimiento fisiológico y metabólico. Además, pueden llegar a disminuir su crecimiento e incluso morir. Por ejemplo, «hemos podido comprobar que la 'Posidonia oceanica' se reproduce con mayor frecuencia ante una anomalía térmica. Hay una relación directa entre el aumento de temperatura y su reproducción», apunta Ruiz.

Episodios de mortalidad masiva y cambios en la reproducción son las consecuencias directas

Las aguas cálidas provocan estrés a las especies, que agotan sus reservas y se quedan sin defensas

«El calor provoca estrés en este organismo, lo que hace que aumente su respiración pero disminuya su capacidad fotosintética. Si ese estrés perdura en el tiempo, puede morir», añade. Explica, asimismo, que, «hace unos años, era extraño ver la floración de praderas de posidonia, ya que se reproducía puntualmente. Ahora es habitual una mayor reproducción durante los años más cálidos». Por el momento, desde el IEO explican que no se ha percibido una mortalidad masiva de praderas de posidonia, aunque «los efectos del calor en esta planta quedan patentes en la última investigación que hemos llevado a cabo».

En 2009, el grupo de investigación de Ecología de Angiospermas Marinas del IEO y la Universidad de Alicante realizaron un muestreo de posidonia en la Reserva Marina Cabo de Palos-Islas Hormigas. El informe de aquel estudio revelaba que «el equipo de buceadores pudo constatar la presencia de numerosos esqueletos de espongina pertenecientes a colonias de la esponja 'Ircinia fasciculata'. Lo que llamaba especialmente la atención era el aspecto íntegro y limpio (sin epífitos) de los esqueletos, que sugería que la muerte de las colonias había tenido lugar durante un episodio único y reciente». Y concluía: «Los episodios de mortalidad de esponjas y otros invertebrados bentónicos sensibles, como las gorgonias, son cada vez más numerosos y se han relacionado con los efectos del calentamiento global».

El delegado territorial de la Aemet, Juan Esteban Palenzuela, asegura que «la temperatura del agua en los meses de octubre de los últimos siete años ha aumentado entre 0 y 2 grados, siendo los años 2011, 2013 y 2016 los que han experimentado una anomalía más alta -entre 1,5 y 2 grados-». Los investigadores señalan los meses de otoño como los verdaderos indicadores de las consecuencias que puede tener en la fauna y la biodiversidad marinas el calentamiento del mar.

Según un estudio presentado el pasado año por el doctor Diego Kersting, de la Universidad de Barcelona, el cambio climático está provocando cambios en el agua «a nivel físico-químico, como aumento de la temperatura, acidificación, cambios en la circulación oceánica y en la formación de masas de agua, incremento de la estratificación y alteraciones en los afloramientos y en la intensidad del oleaje». Además, el profesor Kersting señala que también se están produciendo otras transformaciones a nivel biológico, como «mortandades masivas, cambios en la distribución de especies, disminución de la producción primaria y de la capacidad de absorción de CO2, declive de especies estructurantes, cambios fenológicos y pérdida generalizada de biodiversidad».

En el caso de las esponjas, la alta temperatura del mar prolongada provoca que el metabolismo de estas especies se altere, respiren más y agoten antes sus recursos, quedándose debilitadas por la falta de defensas. «Las esponjas son muy sensibles a la temperatura porque son atacadas por microorganismos patógenos que acaban descomponiéndolas. Y cambia su fisionomía, ya que agotan antes sus recursos y reservas», puntualiza el investigador del IEO.

Las gorgonias

El profesor de la UMU José Antonio García Charton es especialista en el estudio de comunidades marinas. Este investigador hace hincapié en que «es indudable que la temperatura del agua del mar se está viendo incrementada conforme avanzan los años. Esto se debe al calentamiento global provocado por la emisión de gases de efecto invernadero».

En el año 2007, el equipo coordinado por Charton detectó una «mortalidad parcial» de gorgonias en la Reserva Marina de Cabo de Palos. «Descubrimos que las ramas de muchas colonias habían sufrido necrosis. Los pólipos murieron por el exceso de calor. Pero, afortunadamente, se han recuperado las poblaciones, ya que no se vieron afectadas de una manera extrema», afirma el investigador, quien lamenta que en otros lugares, como en Portofino (Italia), «las gorgonias hayan llegado a desaparecer».

«Las consecuencias del calor en el medio marino son devastadoras, empezando por el cambio de fenología en las fechas en las que ocurren determinados procesos biológicos, como los movimientos migratorios del atún. Ya se están llevando a cabo estudios que puedan demostrar estas alteraciones, pero son efectos esperados. También creemos que se va a adelantar la fecha de reproducción de algunas especies», avanza García Charton con tono de preocupación.

Para este profesor de la UMU, «la temperatura puede provocar episodios de mortalidad masiva, problemas puntuales en la fenología de las especies y el aumento de la frecuencia de las enfermedades debido a que los organismos estresados tienen una menor resistencia a infecciones por virus, bacterias y protozoos».

Los especialistas observan, consternados, que en el suroeste del Mediterráneo están muriendo todas las nacras -el bivalvo gigante 'Pinna nobilis'- por la infección provocada por un protozoo parásito. «Creemos que este fenómeno podría haberse visto favorecido por factores ambientales, como el calentamiento del agua, aunque aún lo estamos investigando», apunta Juan Manuel Ruiz. «Ya se están haciendo iniciativas para intentar reproducir las nacras en cautividad. Todo lo que está ocurriendo es nuevo y ya se está estudiando. Lo que está claro es que la alta temperatura del agua favorece estos problemas», puntualiza García Charton. Los 'blooms' de medusas son un fenómeno cuya frecuencia también se ha incrementado en los últimos años, aunque los investigadores debaten si se debe más a la ausencia de depredadores que a una consecuencia directa del cambio climático.

¿Qué hacer?

Los expertos en ecología marina aseguran que, por el momento, no se puede decir que este año haya sido especialmente crítico para las especies. «No tenemos constancia de ello. Habrá que esperar a que acabe el mes de noviembre para ver si las poblaciones de esponjas, gorgonias o posidonia se han visto afectadas drásticamente por las altas temperaturas del agua», sostienen. Insisten en que «una de las cosas que hay que hacer es reducir la emisión de gases de efecto invernadero». Y concluyen: «Ya estamos haciendo un seguimiento de estos organismos marinos. En clubes de buceo y asociaciones ya hay concienciación sobre el problema y se están llevando a cabo iniciativas para hacer seguimiento, ver cómo reaccionan las especies y tratar de dar con la clave para mitigar estos desastres».

FUENTE: La Verdad

miércoles, 8 de noviembre de 2017

¿Sabías que comer carne acelera el cambio climático?: #MeatFreeMonday, la campaña contra la 'agricultura animal' para salvar el planeta.

"Un día sin comer productos animales", así es el mensaje de Paul McCartney contra el cambio climático. Propone que nadie coma carne los lunes porque según el cantante es una manera sencilla de proteger el planeta: es la campaña #MeatFreeMonday. En su nuevo documental habla de la agricultura animal, la causante de lanzar grandes cantidades de gases de efecto invernadero.

Mira el video publicado en LA SEXTA

viernes, 3 de noviembre de 2017

El cambio climático acecha ya a la salud

Un estudio internacional advierte de que los efectos del calentamiento del planeta sobre el hombre «son peores de lo que pensábamos».

Las olas de calor, las lluvias torrenciales o la expansión de especies tropicales son algunas de las consecuencias de cambio climático. Estas anomalías producidas por las emisiones a la atmósfera afectan «peor de lo que se pensaba» a la salud del ser humano, según un informe publicado ayer en la revista médica 'The Lancet' que, además, llama a acelerar la transición hacia una sociedad «con bajas emisiones de carbono para evitar el agravamiento de las dolencias y enfermedades que acecharán al hombre».



La investigación, realizada por científicos de 24 centros de investigación y organizaciones internacionales, advierte de que los «síntomas» provocados por el aumento de las temperaturas y los «acontecimientos climáticos extremos» son «visibles desde hace unos años y su impacto en la salud es peor de lo que pensábamos», enfatizan. Entre 2000 y 2016 la media de personas expuestas a las olas de calor alcanzó una media anual dede 125 millones, llegando al récord de 175 millones 2015. Estas olas de calor pueden provocar estrés térmico, agravación de insuficiencia cardíaca o una insuficiencia renal por deshidratación. Según los expertos, el aumento de las temperaturas generó una caída del 5,3% en la productividad laboral en las zonas rurales.

Por otra parte, el estudio constata que el cambio climático también ha aumentado el radio de acción del mosquito que transmite el dengue. Su capacidad de innocular esta enfermedad se ha incrementado en un 9,4% desde 1950 y el número de casos de personas con dengue casi se ha duplicado cada década desde entonces.

A seis días para la inaguración de la cumbre COP23 en Bonn, donde se debatirán las medidas contra el cambio climático, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) criticó ayer la diferencia «catastrófica» entre las promesas de los Estados para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y las acciones necesarias puestas en macha para contener el calentamiento global en menos de dos grados.






Fuente: La Verdad de Murcia Digital


jueves, 2 de noviembre de 2017

Los efectos del cambio climático que ya notamos.



En el siguiente enlace podéis ver un video sobre los efectos del cambio climático que ya notamos.

El cambio climático reescribe la ornitologia.

El calentamiento modifica los hábitos de las aves. Algunas ya no se marchan en invierno, otras migran más cerca y regresan antes, y llegan nuevas de África.

Los viejos refranes empiezan a estar caducos. 'De marzo a la mitad, la golondrina viene y el tordo se va' o 'Por San José, la golondrina veré' están perdiendo su sentido. La golondrina común cada vez llega antes a una España menos gélida, más templada. «Un mes antes que en el siglo pasado», apuntan desde SEO/BirdLife, que ha estudiado en profundidad el efecto del calentamiento global en las aves. El cambio climático está reescribiendo la ornitología. Los pájaros varían sus hábitos. Muchos salen perjudicados, pero otros, en cambio, han mejorado.

Ya no es raro ver en invierno golondrinas -mucho antes de San José-, águilas calzadas o incluso vencejos. O un aumento significativo del número de garzas, que se reproducen cerca de embalses y ríos donde encuentran un nuevo alimento, el cangrejo americano, muy frecuente en los humedales.




Buitre moteado.
    Su hábitat es el África subsahariana, pero ha dejado de ser una rareza extrema en España y se puede avistar, a pesar de su parecido con el buitre leonado, en parajes como el parque de Monfragüe. Está en retroceso.
Urogallo cantábrico.
    Está al borde de la amenaza de extinción por culpa de las actividades cinegéticas y del cambio climático, pues han variado los patrones de lluvia y las temperaturas bajan a final de la primavera, algo letal para las crías.
Papamoscas cerrojillo.
    Es un pájaro pequeño (12 o 14 centímetros) que la naturaleza había sincronizado su nacimiento con el de las larvas de zonas forestales como los robledales. Con el calentamiento, las larvas nacen antes que las crías.
Golondrina común
    Cada vez llega antes a España en primavera. Hasta un mes antes que en el siglo pasado, aseguran desde SEO/BirdLife. También está en retroceso por el uso indiscriminado de plaguicidas, que reducen la cantidad de insectos.
Pato colorado
    Como otros patos buceadores de Europa, sus núcleos principales de invernada han sufrido un desplazamiento progresivo hacia el noreste del continente en los últimos 25 años. En España sufre el deterioro de los humedales.
Negrón común.
    En los años sesenta venían a España ornitólogos europeos a verlo pasar en grandes bandadas, pero el calentamiento hace que no necesiten bajar tan al sur y ahora en un año se aprecian lo que entonces en un solo día.
Tórtola senegalesa.
    Se trata de una especie muy común en tierras africanas, pero recientemente llegó a través de las islas canarias más orientales, Lanzarote y Fuerteventura, y ya se ha desplazado hasta Gran Canaria.
Mosquitero bilistado.
    Los cambios han propiciado que este pájaro procedente de los bosques de Siberia se haya expandido por toda la geografía europea y haya llegado a verse hasta en el madrileño parque del Retiro.
Correlimos gordo.
    Es un ave limícola -propia de hábitats conformados por barro- que se reproduce en el Ártico y que, según un estudio de la Universidad de Florida, tiene pollos cada vez más pequeños y con los picos más cortos.
Curruca capirotada
    Una de las especies que parece verse beneficiada por algunas consecuencias del cambio climático. En Alemania es cada vez más abundante y en España se está estudiando si sigue esta tendencia.


Esto no preocupa más allá de la inquietud que genera que se rompa el orden de tantas décadas. Pero también está la mano del hombre, como explica Blas Molina, experto en Aves y Clima de SEO/BirdLife. «Y lo sufren, por ejemplo, las aves agrícolas, víctimas de que ese medio cada vez cuente con menos recursos, que ya no haya saltamontes y otros insectos por culpa de los pesticidas. O en las zonas de trigo o cebada, donde ya no oyes el canto de un grillo ni una chicharra. El alimento es fundamental. Más importante, de hecho, que las temperaturas».

La Universidad de Florida observa cambios genéticos: aves con alas y picos más cortos

Varias investigaciones han demostrado que el calentamiento global está modificando los lugares de distribución de las aves o en qué momento regresan de una migración en el sur. La revista 'Science' ha llegado a dividir a las aves entre las que salen perjudicadas y las beneficiadas. El equipo científico dirigido por Phillip A. Stevens, investigador de la Universidad de Durham (Reino Unido), ha establecido unos índices de tendencias de grupos de especies con datos recogidos entre 1980 y 2010 a partir de programas de seguimiento, 340 aves comunes reproductoras de Estados Unidos y otras 145 de Europa, el 89% de las aves nidificantes de nuestro continente. Noventa y cinco de ellas están presentes en España, de las que 59 han salido perjudicadas y 37, beneficiadas.

Con estas tendencias, tanto de las beneficiadas como de las perjudicadas, se obtiene el CII, el Índice de Impacto Climático, un indicador ecológico que sirve para abundar en la medida de las consecuencias de ese cambio. «El fenómeno ocurre de manera similar en Europa y en Estados Unidos, y esto permite afirmar que las poblaciones de aves comunes de ambos continentes se han visto afectadas de forma similar por el cambio climático en los últimos 30 años», concluye Virgina Escandell, de SEO.

Hay asuntos más graves que dónde cría cada especie. La revista 'Science' también ha constatado que el calentamiento global ha desencadenado un mecanismo de alteraciones en ecosistemas e incluso cambios genéticos en algunas especies. Este estudio, liderado por la Universidad de Florida, concluye que el 80% de los procesos ecológicos que forman la base para los ecosistemas marinos, de agua dulce y terrestres saludables ya muestran signos de estrés y respuesta al cambio climático.

La salamandra, por ejemplo, ha menguado un 8% -como si un hombre perdiera 15 centímetros- en los últimos 50 años. También encontraron que tres especies de aves paseriformes de Estados Unidos habían experimentado una disminución en la envergadura de sus alas de un 4%. Y el correlimos gordo, un ave limícola que se reproduce en el Ártico, tiene descendientes más pequeños y con picos más cortos. A cambio, la marta americana y la marmota de vientre amarillo encuentran más comida y han aumentado de tamaño. «Ahora tenemos la evidencia de que con solo un grado de calentamiento global ya se están haciendo sentir grandes impactos en los ecosistemas naturales», anuncia Brett Scheffers, el autor principal de este proyecto.

Muchas aves que desaparecían al final del verano se van haciendo más presentes en el invierno. Desde rapaces como el águila calzada, la culebrera, el alimoche o el cernícalo primilla, hasta golondrinas, el vencejo pálido, el aventorillo, la lavandera boyera... Muchas retrasan sus partidas hacia las zonas de invernadas al sur de África o adelantan las llegadas en primavera y acortan la distancia de migración.
Cada vez más al norte

La mayoría de estos datos se conocen gracias a ornitólogos aficionados que realizan concienzudos controles. Como Antonio Sandoval, un educador y comunicador ambiental, autor del libro '¿Para qué sirven las aves?', al que le gusta ir a Estaca de Bares para deleitarse con el paso de los alados desde este cabo coruñés. Allí ha descubierto cambios significativos, como el desplazamiento hasta la vecina isla Coelleira de la colonia más al norte del mundo de pardela cenicienta, que nunca había subido más allá de Portugal.

«También he visto que aves de muy al norte cada vez bajan menos. Las de las zonas más árticas acuden allí a criar porque, tan al norte, hay menos competidores y más alimento. El calentamiento ha provocado que a los pollitos los devoren los mosquitos. Los mares más al norte ya no se congelan y no necesitan bajar hasta la Península Ibérica, por ejemplo. Como el negrón común, un pato marino que viaja en grandes bandadas, que ahora es mucho menos numeroso que en los 60, cuando venían ornitólogos europeos y contaban, solo en un día, 14.000 ejemplares, una cifra que ahora no alcanzamos ni en todo un año», adiverte Sandoval, quien incide en que todo influye, como que cada vez haya menos insectos.

Los inviernos árticos son cada vez más suaves y el mar Báltico o el del Norte se congelan menos, con lo que algunas especies se ahorran los largos y pesados desplazamientos hacia el sur. Las aves no migran por costumbre sino por necesidad, así que si pueden ahorrarse un viaje, como cruzar el estrecho del Gibraltar, lo hacen. Sandoval también nombra el estudio de un ornitólgo danés que comprobó, haciendo un estudio durante 45 años, poniendo cajas de estorninos en su granja, que el calentamiento había adelantado la temporada de cría y retrasado la segunda puesta.

No hace falta ser científico para ver que las aves cada vez encuentran menos alimento. Ahora, a diferencia de hace unas décadas, un viaje en coche ya no termina con el parabrisas repleto de insectos. «Antes, si salías al campo, no parabas de ver saltamontes. Ahora ya no -señala Blas Molina-. De niño mis padres me reñían en verano si dejaba las ventanas abiertas por la noche porque las bombillas o los fluorescentes enseguida se llenaban de insectos. Ahora, en regiones como Extremadura, apenas ocurre. Y tampoco hay tantas moscas, consecuencia de la disminución del ganado extensivo».

Varias especies de África son cada vez más frecuentes en la Península Ibérica y otras que entraban en las listas de rarezas -aquellas especies muy poco habituales en un territorio avistadas por un ornitólogo, que las considera todo un hallazgo- han dejado de serlo porque cada vez se ven más. Como el mosquitero bilistado, que viene desde los bosques de Siberia y se ha expandido por toda Europa. «Hasta tal punto, que ahora puedes verlo en Cataluña, en Valencia y hasta en el parque del Retiro, en Madrid -advierte Molina-. Aunque lo que más me preocupa ahora es el medio agrícola, porque para esas especies todo va muy mal: la tórtola, el aguilucho cenizo y el pálido... Los cazadores dicen que ya no se ven perdices tampoco. Y la alondra y la golondrina. Eso en España, en Europa ya es alarmante. Disminuye la biodiversidad. La gente que viaja a Suiza comenta que apenas se ven pájaros. ¿Está todo envenenado?».

Otra de las preocupaciones de este experto de SEO/BirdLife es la conservación de los humedales en un país como España, que cuenta con las Marismas, la Albufera y el Delta del Ebro. «Se siguen metiendo infraestructuras y se sobreexplotan los acuíferos, porque el regadío está creciendo un montón. Y sigue habiendo vertidos», advierte.

El calentamiento también afecta a las aves acuáticas. En junio se realizó un análisis de los censos de 25 especies invernantes en 21 países europeos entre 1990 y 2013. «Los resultados son contundentes -argumenta Molina-. A escala continental, los núcleos principales de invernada de varias especies han sufrido un desplazamiento progresivo hacia el noreste de Europa. Especialmente los patos buceadores, como el pato colorado, el porrón moñudo o la serreta mediana». El comportamiento de las aves es un factor que los expertos tienen tan en cuenta en el cambio climático como la temperatura, la cantidad de precipitaciones, la humedad, los días de niebla...

FUENTE: https://goo.gl/zrsmrg

El cambio climático y el polvo del Sáhara afectan a las lagunas de alta montaña de Sierra Nevada



Investigadoras de la Universidad de Granada, en colaboración con un equipo científico canadiense, han detectado indicios de cambios en los ecosistemas acuáticos de alta montaña de Sierra Nevada durante los últimos 150 años, respondiendo dichas alteraciones, principalmente, a los efectos climáticos provocados por el cambio global, pero también al aumento del polvo procedente del Sáhara.

La reducción de las precipitaciones y el incremento de las temperaturas son consecuencia del efecto del cambio climático, y también el incremento de la deposición de polvo tiene su raíz en las persistentes sequías de la región del Sáhara y el Sahel, según ha destacado este estudio encabezado por las investigadoras del Instituto del Agua de la Universidad de Granada, Laura Jiménez y Carmen Pérez.

Según ha informado la UGR en una nota de prensa, la investigación detalla el "efecto fertilizador" en la producción primaria provocado por la entrada de polvo sahariano, enriquecido en fósforo, en las lagunas de Sierra Nevada durante las últimas décadas, así como un mayor desarrollo de ciertos cladóceros -un suborden de crustáceos branquiópodos- como Daphnia, especie con altos requerimientos de calcio, nutriente que también aumenta a consecuencia de la deposición de polvo sahariano.

El artículo fruto de este estudio, que ha sido publicado por la revista científica Global Change Biology, ha detallado que las lagunas de Aguas Verdes o de Río Seco, ubicadas en la zona de alta montaña de Sierra Nevada, ofrecen a las investigadoras, en este sentido, claros indicativos de cambio global.

Se trata de "cambios observados en las comunidades biológicas y producción primaria que se inician a principios del siglo XX, pero que se intensifican en las últimas décadas, y que nos indican una respuesta a escala regional del clima y de la deposición de polvo sahariano", según ha apuntado Laura Jiménez, quien ha añadido que "el estudio confirma que las lagunas de alta montaña de Sierra Nevada son excelentes sistemas para reconstruir las condiciones ambientales del pasado de estos ecosistemas acuáticos en una escala de centenios".

En líneas generales, el aumento de la temperatura regional del aire, así como una disminución de las precipitaciones durante las últimas décadas, están generando una serie de efectos en las lagunas de alta montaña de Sierra Nevada, como un adelanto en la retirada de nieve y hielo, un aumento de la temperatura del agua y un mayor tiempo de residencia del agua, entre otras consecuencias.

La investigación analiza el papel de estos efectos indirectos del clima en las comunidades de cladóceros de las lagunas, favoreciendo el desarrollo de ciertas especies como Alona quadrangularis, una especie más generalista que otras más adaptadas a condiciones más extremas o ambientes más fríos como Chydorus sphaericus.

El estudio demuestra, en definitiva, cómo el cambio climático y la mayor frecuencia e intensidad de eventos de polvo sahariano sobre las lagunas están cambiando la estructura de sus comunidades biológicas, tendencia que es probable que continúe "con mayor intensidad en las próximas décadas".

FUENTE: https://goo.gl/E1PGUp