martes, 19 de mayo de 2020

MAYORS4CLIMATE NEWSLETTER

Las ciudades son donde se sienten los primeros impactos de la crisis climática, pero también donde se encuentran las primeras soluciones. El Pacto Mundial de Alcaldes por el Clima y la Energía faculta a alcaldes y líderes locales de todo el mundo para tomar medidas. 10.000 ciudades fuertes comparten una voz y una misión: luchar contra el cambio climático.

GCoM está lanzando un nuevo video, con nuestra visión de la Junta, para contar la historia emocional e impactante de la emergencia climática del mundo y la importancia de que las ciudades se den un paso adelante para tomar medidas climáticas.

Ver video aqui


PROGRAMA FORMATIVO GRATUITO ‘NO DEJES HUELLA’

El Centro Tecnológico de la Energía y del Medio Ambiente organiza el evento “Huella de Carbono y Empresa: ventaja competitiva y puerta al empleo verde”.


Dirigido a empresas para que conozcan las ventajas asociadas al cálculo de la Huella de Carbono como estrategia empresarial win-win y a desempleados que conozcan las oportunidades de empleo verde con un enfoque hacia la Huella de Carbono.

El cálculo de la Huella de Carbono supone una herramienta sencilla, amigable y que aporta un importante valor tanto hacia la gestión interna de la empresa como hacia sus clientes.

Las sesiones serán los días 26, 27 y 28 de mayo. Seis horas web-streaming de 10 a 12 horas.

En la primera sesión se tratará “La huella de carbono en la empresa”, en la segunda sesión “Buenas prácticas en huella de carbono” y en la tercera sesión “Empleabilidad y coaching verde”.

Para que los desempleados formalicen su inscripción se requiere:
– Estar inscrito como demandante de empleo
– Residir en la Región de Murcia
– Realizar el proceso de inscripción
o Rellenar el formulario INSCRIPCIÓN DESEMPLEADOS
o Adjuntar DNI (se puede enviar directamente con el formulario o posteriormente)
o Adjuntar tarjeta desempleo (se puede enviar directamente con el formulario o posteriormente)
o Una vez enviado el formulario cumplimentado, sale un mensaje en el que indica que descargues el pdf lo firmes y lo envíes a la dirección de correo electrónico ev_nodejeshuella@cetenma.es.

Las inscripciones se realizan a través de la web de www.cetenma.es.

El Programa Formativo “No dejes huella” es gratuito, organizado por el Programa Empleaverde de la Fundación Biodiversidad, Ministerio para la Transición Ecológica cofinanciado por el Fondo Social Europeo.

jueves, 14 de mayo de 2020

Efectos del cambio climático que ya se pueden observar

Un informe de la Organización Meteorológica Mundial hace hincapié en las señales físicas que nos alertan del cambio climático, cuyas consecuencias ya están afectando a la salud, a la seguridad alimentaria y al desarrollo socioeconómico.


El 10 de marzo de 2020 la Organización Meteorológica Mundial (OMM) hacía público un informe sobre el estado del clima que arrojaba conclusiones alarmantes. En medio de la preocupación –lógica- por el estallido de la pandemia del coronavirus,  el estudio pasó bastante desapercibido. En el documento se ponen de manifiesto los impactos de los fenómenos meteorológicos y climáticos en el desarrollo socioeconómico, la salud de las personas, las migraciones y desplazamientos, la seguridad alimentaria y los ecosistemas terrestres y marinos.

El año 2019 fue el segundo más cálido del que se tiene registro, y su temperatura media anual superó en 1,1 °C los niveles preindustriales. Todos los indicadores parecen coincidir en que actualmente no estamos bien encaminados para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París de mantener el aumento de temperatura por debajo de 2 °C para finales de este siglo. El año 2019 puso fin a toda una década de temperaturas excepcionalmente elevadas a nivel mundial, una tendencia que continuará en los próximos años. Y es que, apenas llevamos unos meses de 2020, pero algunos ya hablan de “el año que no tuvo invierno”, en referencia a las elevadas temperaturas del mismo. Y las temperaturas solo son una pequeña parte de una realidad muy compleja: la cubierta de hielo y los glaciares se derriten, el nivel del mar aumenta, los océanos se calientan y acidifican con efectos muy nocivos en los ecosistemas. Se producen sequías, inundaciones, olas de calor y otros fenómenos extremos que repercuten en la salud de las personas y llegan a poner en riesgo la seguridad alimentaria.

El cambio climático no es algo futuro, es una realidad palpable con consecuencias reales. En esta galería hemos recopilado algunos de los efectos que, según el informe de la OMM, ya se pueden medir. Pero queremos insistir en algo importante: podemos mitigar el impacto del cambio climático y evitar que la temperatura ascienda tanto como para producir un colapso ambiental. Sabemos cómo hacerlo, y la crisis del coronavirus ha demostrado que es posible implementar medidas drásticas si la situación lo requiere. Mitigar el cambio climático exige muchos menos sacrificios que los realizados en la actual pandemia. De hecho, con la crisis se abre una nueva ventana y oportunidad para rehacer la economía mundial con criterios de sostenibilidad, empleo verde y energías renovables. Con voluntad, aplanar la curva del clima también es posible.




Ingresos hospitalarios por olas de calor
Las temperaturas elevadas afectan negativamente al bienestar de la población y ocasionan un elevado gasto sanitario. Por ejemplo, en Japón, una ola de calor provocó más de cien víctimas mortales y 18 000 ingresos hospitalarios.


Transmisión de enfermedades emergentes
El incremento de temperaturas también se favorece la expansión de virus que habitualmente estaban restringidos a zonas tropicales: por ejemplo, la incidencia mundial del dengue se ha multiplicado en los últimos años, y el riesgo de infección afecta a aproximadamente la mitad de la población mundial.


Hambrunas
El clima fluctuante, las sequías y otros fenómenos meteorológicos extremos figuran entre los factores más importantes que ponen en riesgo la seguridad alimentaria en muchas zonas del planeta. En el año 2018 se estima que hubo en el mundo 33 países amenazados por crisis alimentarias. Aunque el clima no es el único responsable – los conflictos, la inestabilidad política y la violencia también tiene mucho que ver-, se estima que en al menos doce de estos países los factores climáticos y meteorológicos fueron las principales causas.


Calentamiento de los océanos
En 2019 la temperatura de los océanos batió un nuevo récord. Se calcula además que, en los últimos veinticinco años, los mares han recibido una cantidad de calor equivalente a 3.600 millones de explosiones de bombas atómicas como la de Hiroshima.

El calentamiento de los océanos contribuye a la subida del nivel del mar como consecuencia de la expansión térmica del agua, altera las corrientes oceánicas e incluso llega, de forma indirecta, a modificar la trayectoria de las tormentas.


Incendios forestales
La temporada de incendios de 2019 fue devastadora en muchas partes del planeta: Amazonas, Siberia, Australia… se llegaron a declarar fuegos incluso en algunas partes del Ártico, donde no suelen ser habituales este tipo d fenómenos. Aparte de la destrucción de ecosistemas y del medio de vida de muchas familias, los grandes incendios también ocasionaron víctimas mortales y arrasaron viviendas y otros bienes materiales.



Deshielo
La pérdida de hielo marino es una realidad, tanto en el Ártico como en la Antártida. En el caso del Polo Norte, la extensión media mensual de la superficie del hielo en septiembre, mes del año en el que normalmente registra su extensión mínima, fue la tercera más baja de la que se tiene registro. Se estima que Groenlandia ha perdido aproximadamente 260 gigatoneladas de hielo cada año en el periodo que va desde 2002 a 2016. En el caso de la Antártida, desde 2016 la extensión del hielo marino se ha mantenido en niveles relativamente bajos.


Sequía
La sequía afectó a muchas partes del sureste asiático y a Australia, que experimentó el año más seco del que se tiene constancia, en parte como consecuencia de la intensa fase positiva del dipolo del océano Índico.

En la parte meridional de África, América Central y zonas de América del Sur los acumulados de precipitación fueron anormalmente bajos.


Aumento del nivel del mar
En 1993 empezaron a hacerse mediciones mediante altimetría por satélite, y desde entonces se ha constatado que el nivel del mar ha aumentado, principalmente como consecuencia de la fusión del hielo de los polos. En 2019, el nivel medio del mar a escala mundial alcanzó el valor más elevado del que se tienen datos.


Ciclones
En 2019, la actividad en cuanto a ciclones tropicales estuvo por encima de la media en todo el mundo. En el hemisferio norte se produjeron 72 ciclones tropicales. Por su parte, la temporada 2018-2019 en el hemisferio sur también superó los registros medios, al formarse 27 ciclones.


Inundaciones
En 2019, en España hemos sufrido algunas de las peores inundaciones que se recuerdan, y nuestro país no ha sido un caso aislado, ya que en todos los continentes se han sufrido crecidas a consecuencia de condiciones de precipitación extremas. En India, Nepal, Bangladesh y Myanmar se produjeron más de 2 200 víctimas mortales. Las pérdidas también fueron económicas, por ejemplo en Argentina y Uruguay se estiman en 2 500 millones de dólares a consecuencia de las grandes inundaciones.


Acidificación de los océanos
Como consecuencia de la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera se produce un fenómeno denominado acidificación de los océanos. Esto sucede porque el dióxido de carbono disuelto en el agua favorece una reacción con el carbonato cálcico que, como consecuencia, hace descender el pH del agua del mar.

La alteración del pH socaba la capacidad de calcificación de los organismos marinos —como mejillones, crustáceos y corales—, y ello afecta a la vida, al crecimiento y a la reproducción de la fauna y la flora marinas.

Fuente: muyinteresante.es

Así nos alertan las aves del cambio climático

Algunas aves ya no migran, otras ‘se mudan’, unas acortan sus viajes, otras los alargan… el cambio climático lo está poniendo todo patas arriba. Te enseñamos algunos de sus efectos más notables.

Se estima que cerca de 50.000 millones de aves abandonan cada año su zona de reproducción y migran a otras latitudes más cálidas. El motivo de su viaje no es el frío invernal, sino la escasez de comida. En Europa Central y del Norte, una buena parte de las aves autóctonas emprenden su migración hacia el norte de África en busca de los insectos y otras fuentes de alimento que son incapaces de encontrar allí.

Sin embargo, no se trata de unas plácidas vacaciones bajo el templado sol africano, sino de una lucha diaria con las aves locales con las que comparten la comida. Por eso, aunque el retorno en primavera supone un enorme desgaste para las aves, vale la pena regresar a sus lugares de cría por el mero hecho de que allí la competencia por la alimentación es menos exigente: los días son más largos, los insectos más abundantes y las posibilidades de supervivencia mucho mayores.

Pero el cambio climático está revolucionándolo todo y para muchas especies la nueva tendencia es bien distinta. Cada vez son más las aves que optan por permanecer en sus territorios aun a riesgo de no sobrevivir. El premio merece la pena: ser las primeras en ocupar los territorios de reproducción. Un caso significativo es el de las cigüeñas, a las que cada vez con más frecuencia se las puede ver desfilando por los paisajes nevados de Polonia y Alemania. El cambio climático ha suavizado las temperaturas haciendo soportable su estancia gracias a la presencia suficiente de insectos.

Además, como consecuencia de esta subida general de temperaturas, las aves que siguen migrando han cambiado sus cartas de vuelo, eligiendo ahora viajes muchos más cortos. Así, Inglaterra se ha convertido en la nueva España para un creciente número de currucas capirotadas centroeuropeas, así como para muchas grullas, que prefieren quedarse a medio camino y no continuar su viaje hasta la península Ibérica.

Por todo ello, la observación de los patrones de migración de las aves nos aporta una buena información sobre los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas y sobre el comportamiento de muchas especies. En España tenemos un lugar privilegiado desde el que observar este fenómeno: el estrecho de Gibraltar.

Una situación privilegiada


El estrecho de Gibraltar se encuentra en una situación estratégica para el estudio científico de la migración, pues es aquí donde, según datos de la Fundación Migres, confluyen las rutas migratorias entre Europa y África de 400.000 aves planeadoras y de varios millones de aves de pequeño tamaño (vencejos, golondrinas y aviones, abejarucos, entre otros).

El III Congreso Internacional de Migración de Aves y Cambio Global (Tarifa, parque natural del Estrecho, 3-5 de septiembre de 2018) pondrá de relieve estudios que permiten constatar desde este privilegiado lugar del planeta, un auténtico punto caliente de biodiversidad por cielo y mar, que hay cambios muy evidentes. Vamos a conocer algunos de ellos.



Cambios en las áreas de distribución
Debido al calentamiento global, los óptimos térmicos de muchas especies se encuentran cada vez más al norte o a mayores altitudes. Ya se ha constatado que las áreas de distribución de algunas aves se encuentran cada vez más al norte y muchas de ellas colonizan nuevas áreas en las que antes no se encontraban, siempre que estas estén disponibles.

Por ejemplo, en el caso de las aves de alta montaña, llega un momento en el que no pueden desplazarse más arriba, y algo similar sucede con las que viven en las tundras del Ártico, pues no hay más territorio que colonizar en hacia el norte.

Además, como consecuencia de estos movimientos, ya se han detectado incluso cambios en los tamaños corporales medios de algunas especies.



Aves y mariposas desacoplan sus ciclos
Un estudio en el que participaron investigadores españoles, enmarcado dentro del proyecto Montes Consolider, ya puso de manifiesto que entre 1990 y 2008, la temperatura media europea se desplazó hacia el norte 249 kilómetros. Para mantenerse en unas condiciones climáticas parecidas, las especies deberían haberse movido los mismos kilómetros en el mismo periodo de tiempo. Sin embargo, este estudio internacional revela que en promedio, las comunidades de aves en Europa se movieron hacia el norte sólo 37 km, mientras que las mariposas lo habrían hecho tan sólo 114 kilómetros. Por lo tanto, los investigadores alertan de que las aves y las mariposas no están siguiendo los pasos del cambio climático a una velocidad suficiente y que se está acumulando un desfase que los científicos llaman "deuda climática".


La deuda climática
Esto significa también que muchas comunidades de pájaros y mariposas que antes convivían en un mismo hábitat ya no coinciden; así que hay que pensar que muchos pájaros que se alimentan de orugas de mariposas no tendrían alimento, y que en general esto podría repercutir en una menor disponibilidad de recursos para otro buen número de especies.

"El estudio demuestra que la deuda climática es mayor en aves que en mariposas, y esto puede dar lugar a desajustes en las relaciones tróficas que se establecen entre ambos grupos. Además, tanto los pájaros como las mariposas europeas viven cada vez más alejados de sus áreas climáticas óptimas y, por tanto, bajo un estrés térmico que las hace cada vez más vulnerables a posibles amenazas", explicó el Dr. Stefanescu, uno de los investigadores del proyecto.


Colonización de especies africanas
En el estrecho de Gibraltar ya se han detectado algunos de estos procesos de cambios en las áreas de distribución de las especies. Hay más de 20 especies de aves de filiación africana que están colonizando el continente europeo en las últimas décadas. Algunos ejemplos: elanio azul, ratonero moro, buitre moteado, halcón borní, corredor sahariano, vencejo cafre, vencejo moro, bulbul naranjero, camachuelo trompetero. Desde un punto de vista ecológico, podría decirse que el sur de Europa cada vez se parece más al norte de África.


Cambios en las distancias de migración
Como consecuencia de los cambios en las áreas de distribución, se están produciendo cambios en las distancias que tienen que recorrer las aves durante sus periplos migratorios. En el caso de las especies que colonizan o utilizan territorios más al norte, las distancias que tienen que recorrer están aumentando. Por ejemplo, las pardelas baleares tienen que moverse más al norte durante la época de dispersión, porque los bancos de peces de los que se alimentan se encuentran cada vez más al norte.


Especies que dejan de migrar
En otros muchos casos, las aves están acortando las distancias de migración porque las condiciones durante el invierno son cada vez más favorables y ya no es necesario moverse. Los migrantes de corto recorrido tienden a hacerse sedentarios, es decir, dejan de migrar, y los migrantes de largo recorrido no llegan a cruzar el Sáhara.

Estos son algunos ejemplos de migrantes que acortan la migración o que se hacen sedentarios: gansos, muchas especies de patos, grullas, palomas torcaces, grajas, ratoneros, milanos reales, cigüeñas, golondrinas, petirrojos, zorzales…

Debido a este fenómeno, los expertos que vigilan la migración en el estrecho de Gibraltar se están dando cuenta de que algunas especies están reduciendo el paso, a pesar de que sus poblaciones se encuentran estables o incluso aumentan. Esto se debe a que se están quedando a invernar más al norte y ya no viajan a África. Uno de los casos más típicos que todos hemos podido observar en nuestros campos y ciudades es el de la cigüeña blanca.


Cambios en los calendarios de paso
El calentamiento global también está produciendo cambios en los calendarios de los ciclos biológicos. La primavera se adelanta y las plantas brotan y florecen antes. La fenología de los invertebrados, alimento de muchas especies de aves, también se ve alterada: empiezan a estar activos con anterioridad y tienen ciclos de vida mucho más rápidos. Todos estos cambios también afectan a las aves migratorias y se ha observado una tendencia muy generalizada a adelantar la migración de primavera o prenupcial, así como las fechas de cría. En algunas especies estamos hablando de más de un mes de diferencia en comparación con las fechas de 40-60 años atrás.


Algunas llegan tarde
Sin embargo, algunas especies no consiguen ajustar sus calendarios de migración y tienden a mostrar tendencias poblacionales descendentes. Esto se produce por un desajuste con los calendarios de sus presas (plantas, insectos…): las aves llegan en primavera y ocupan las zonas de cría, haciendo coincidir los picos de alimento con el momento en el que sacan los pollos adelante. Pero como la primavera se ha adelantado, muchas aves migratorias llegan tarde y no encuentran comida suficiente para alimentar a los pollos (los máximos de comida ya pasaron), y como consecuencia cae la productividad de la población: no producen pollos suficientes para mantener los niveles poblacionales. Un ejemplo de este fenómeno es el caso del papamoscas cerrojillo (foto).



Cambios en la migración de otoño
Una vez que se ha producido la reproducción, que tiende a adelantarse como ya se ha comentado, las aves se desplazan hacia el sur para pasar el invierno: unas lo harán hacia el Sahel africano (transaharianos) y otras hacia el entorno del Mediterráneo (presaharianos). En este caso, también se detectan cambios en las fechas de paso.


Adelanto en la migración
En general, los migrantes transaharianos tienden a adelantar la migración de otoño, es decir, llegan antes, crían antes y se marchan antes, probablemente para aprovechar las buenas condiciones del Sahel africano y además escapar de unos veranos cada vez más calurosos y secos en Europa meridional.



Retraso en la migración
Por su parte, los migrantes presaharianos tienen a retrasar la migración de otoño, probablemente tratando de pasar más tiempo cerca de los territorios de cría, y no migran salvo que las condiciones ambientales sean especialmente duras (cosa que cada vez es más raro, porque los inviernos tienden a ser más favorables).


Aumento de los periodos de migración
Como consecuencia de que muchas especies estén expandiendo sus áreas de distribución hacia el norte, los periodos de migración observados en el estrecho de Gibraltar se han ampliado y la duración del paso tiende a incrementarse.

FUENTE: muyinteresante.es

martes, 12 de mayo de 2020

Alertan que las últimas estimaciones sobre el aumento del nivel del mar se acelera de una manera irreversible

* Se prevé que el nivel de los océanos aumente en 43 centímetros para 2100
*  El calentamiento global ya ha empezado a provocar frecuentes inundaciones

Las consecuencias del cambio climático en los océanos y en las regiones heladas del planeta son irreversibles y la humanidad debe estar preparada para afrontarlas, advierten los científicos.



Se prevé que el nivel de los océanos aumente en aproximadamente 43 centímetros para 2100 en un mundo con una temperatura superior a 2°C con respecto a los niveles preindustriales, pero en 84 centímetros en un mundo con una temperatura 3°C o 4°C mayor, calentamiento hacia el que conducen las tendencias actuales.

Para el año 2300, cuando las capas de hielo que cubren la Antártida Occidental y Groenlandia hayan arrojado billones de toneladas en masa, el nivel del mar podría subir más de cinco metros bajo ese escenario de temperatura, redibujando las costas del planeta. Así lo informaban más de 100 expertos líderes en una encuesta publicada por la revista 'Nature'. 

El calentamiento global ya ha empezado a provocar frecuentes inundaciones, aumento del nivel del mar, un mayor deshielo de los glaciares y pérdida del permafrost.

Alrededor del 10% de la población mundial, que corresponde a 770 millones de personas, viven hoy a menos de cinco metros sobre la línea de la marea alta.

Incluso si se cumple el objetivo del tratado climático de París de limitar el calentamiento global por debajo de los 2°C, aseguran que la marca de agua del océano podría subir dos metros para el 2300, según un estudio publicado en la revista 'Ciencia climática atmosférica'.

El IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) hace hincapié en la presión a la que la actividad humana ha sometido a los océanos, que han absorbido cerca de un cuarto de las emisiones de gases desde los años 80, lo que ha provocado su acidificación. El grupo de expertos añade que la capa del hielo marino del Ártico se está reduciendo y volviendo más fina.

Se calcula que pequeños glaciares en Europa, el este de África, los Andes Tropicales e Indonesia perderán más del 80% de su masa de hielo de aquí a 2100 con el actual escenario de altas emisiones de gases de efecto invernadero. Con ello, se ve afectada también la calidad del agua, su disponibilidad en regiones más bajas, lo que generará un impacto en sectores como la agricultura, el turismo o la generación de energía.

Benjamin Horton, presidente interino de la Escuela Asiática del Medio Ambiente de la Universidad Técnica de Nanyang en Singapur, dirigió la encuesta para dar a los "responsables políticos una visión general del estado de la ciencia", dijo un comunicado.

Durante la última década, el nivel del mar ha subido unos cuatro milímetros por año. Sin embargo, al entrar en el siglo 22, podría aumentar diez veces más rápido, incluso en un escenario optimista de emisiones de gases de efecto invernadero, dijo el IPCC.

Las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental contienen suficiente hielo para elevar los niveles del mar hasta 13 metros.

FUENTE: telecinco.es

lunes, 11 de mayo de 2020

Cambio climático: el auténtico Apocalipsis que nos espera

Los gobernantes, los científicos y los que manejan el sistema financiero lo saben: el cambio climático ya está aquí y va a provocar un auténtico Apocalipsis en nuestro planeta.

Es sabido que está de moda negar evidencias científicas. Da visibilidad, caché y hasta un punto rebelde. Pero, ¿es realmente un ejercicio de pensamiento crítico o una necedad irracional? El calentamiento global ha tenido una larga historia de desacreditación por la presión en el periodismo de los lobbies empresariales y el mundo político. ¿Por qué? Porque es rentable desacreditar las señales de alarma que los científicos están lanzando; hay que cambiar un orden planetario y eso cuesta y es incómodo. Al principio se negó el cambio climático, luego se ridiculizó y, cuando no se pudo ocultar más, se negó que fuese causado por el hombre.



En la red de redes se pueden encontrar miles de blogs con posturas encontradas sobre este tema, con argumentos más o menos falaces y originales para tratar de romper la correlación entre aumento de temperatura y concentración de CO2, es decir, la base del origen antropogénico del cambio climático. Sin embargo, hay un punto que los negacionistas nunca tocan o sobre el que pasan de puntillas: la velocidad del cambio.

No hay duda: somos los culpables
El calentamiento global es causado por el hombre y es vertiginoso en términos geológicos. En un planeta sin actividad humana la temperatura registra fluctuaciones, pero no con la velocidad con la que se ha registrado el aumento de temperaturas desde el inicio del siglo XX. En cuanto al aumento del CO2, otro tanto. Desde 1970 el dióxido de carbono en la atmósfera ha aumentado un 24%, pasando de 316 ppm en el año 2009 a 392 ppm en 2011. Un aumento nunca antes visto en la naturaleza.

"Están colapsando no son solo las cadenas tróficas del mar, sino todo el conjunto, la biosfera en su totalidad"
La merma de la producción agrícola no puede ser dejada de lado, ante el argumento de que existe el mar como fuente de alimento. Primero, porque los océanos ya sufren grandes problemas de sobrepesca y agotamiento de bancos de peces. Es por ello que se declaran paros biológicos en la captura de especies. Sin embargo, también el mar es afectado por el cambio climático: la acidificación de los océanos es una consecuencia directa de calentamiento global. El papel de los océanos en el cambio climático es muy importante. Tal y como explica el investigador del Centro de Estudios sobre el Océano, Ulf Riebesell, un 25% de las emisiones de CO2 son absorbidas por el mar, así, cuanto más dióxido de carbono absorban los océanos, más se acidifican. De forma opuesta, cuanto más se acidifican, menos CO2 se absorbe acelerando el cambio climático. A su vez, la acidificación mata la fauna marina, porque se calcifican los corales, crustáceos y moluscos, el plancton, etcétera. Estas especies son la base alimentaria de otros peces mayores, con lo cual todo el sistema ecológico marino puede desmoronarse y colapsar.

En realidad, lo que está colapsando no son solo las cadenas tróficas del mar, sino la biosfera en su totalidad, es decir, la base alimenticia de la humanidad. Y esto está pasando no solo frente a la indiferencia de las poblaciones y los gobiernos, sino que incluso se está fomentando el negacionismo sobre tan alarmante asunto.

Cuestión de años
Los científicos están tratando de alertar acerca de las consecuencias de la subida del mar. Según la comunidad científica, se debería planificar una retirada preventiva de las costas. Es un problema relativamente sencillo si se hace con tiempo, pero los políticos no actúan sobre nada que no sea percibido como un problema a corto plazo. Se calcula, en el peor escenario posible, que la temperatura podría subir de 2,5 a 3 metros para 2100, al menos si continúa la situación actual.

"Veremos procesos de desertización y carencia de agua" 
En la costa, a menos de 10 metros de altura sobre el nivel del mar, vive el 11% de la población mundial. Quedan 80 años para este cambio, y aunque lento y progresivo, exige planes de relocalización y construcción. La pérdida de superficie no es, ni mucho menos, el mayor problema que causará la migración climática. Las frecuentes sequías, la desertización y el abandono de zonas demasiado calientes para vivir, generarán grandes mareas humanas que, como ya se está viendo actualmente, serán un importante foco de problemas y fricciones.
La desertización, además, es un problema acuciante. Va acompañado de la carestía de agua y afecta a la capacidad de producción de alimentos. La deforestación, la sobreexplotación de acuíferos, la erosión del suelo, etc. Existen grandes zonas amenazadas por estos problemas, sin que existan planes de cooperación o mitigación. Se calcula que una desertización moderada reduce la producción agrícola entre el 10% y el 25%. Y una desertización severa la reduce entre el 25% y el 50%, umbral que, si se supera, puede ser catastrófico para nuestros cultivos. Actualmente podemos encontrar amenazadas zonas como la propia España, Madagascar, África, Italia, Argentina, Túnez…

FUENTE: espaciomisterio.com

viernes, 8 de mayo de 2020

Un antiguo patrón climático similar a El Niño podría despertarse en el Océano Índico

Si las tendencias actuales de calentamiento continúan, el Océano Índico podría desarrollar su propio El Niño para el año 2050.

El Niño es un fenómeno meteorológico que se produce cada pocos años a consecuencia de condiciones oceánicas inusualmente cálidas a lo largo de la costa oeste tropical de América del Sur. Este evento está asociado con efectos adversos sobre la pesca, la agricultura y el clima local desde Ecuador hasta Chile y con anomalías climáticas de campo lejano en el Pacífico ecuatorial y, ocasionalmente, también en Asia y América del Norte.



La desviación de la temperatura normal de la superficie del mar en el Océano Pacífico centro-este se mide a través del Índice Oceánico Niño (ONI), el medio estándar por el cual cada episodio de El Niño se determina, mide y pronostica. Los episodios de El Niño están indicados por aumentos de la temperatura de la superficie del mar de más de 0,5 ° C durante, al menos, cinco temporadas de tres meses sucesivos.

Pues bien; una nueva investigación dirigida por científicos de la Universidad de Texas calcula que el calentamiento global se acerca a un punto de inflexión que durante este siglo podría despertarse un antiguo patrón climático similar a El Niño en el Océano Índico. Si llegase a suceder, es probable que las inundaciones, tormentas y sequías empeoren y se vuelvan más regulares, afectando desproporcionadamente a las poblaciones más vulnerables al cambio climático.

Como herramienta para hacer esta predicción, los investigadores diseñaron simulaciones por ordenador que muestran que el calentamiento global podría perturbar las temperaturas de la superficie del Océano Índico, haciendo que aumenten y caigan año tras año mucho más abruptamente de lo que lo hacen hoy.

Según este equipo científico, este patrón de ‘balancín’ es sorprendentemente similar a E Niño, y afectaría al clima a nivel mundial.

El autor principal, Pedro DiNezio, científico del clima en el Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas: "Nuestra investigación muestra que subir o bajar la temperatura global promedio solo unos pocos grados hace que el Océano Índico funcione exactamente igual que los otros océanos tropicales, con temperaturas superficiales menos uniformes en todo el ecuador, clima más variable y con su propio El Niño". 


Ya hubo un El Niño en el Índico hace 21 000 años 

Los resultados, que se publicaron el 6 de mayo en la revista Science Advances, se basan en un artículo de 2019 de muchos de los mismos autores, que encontraron evidencia ya de un pasado fenómeno similar a El Niño en el Océano Índico, que tuvo lugar hace 21 000 años, en el pico de la última edad de hielo, cuando la Tierra estaba mucho más fría. 

El físico del aire, divulgador y meteorólogo de Meteored José Miguel Viñas, colaborador habitual de Muy Interesante, nos lo explica: “Lo que ese estudio apunta es que en el océano Índico durante la última glaciación pudo haberse producido un episodio similar a El Niño, produciéndose calentamientos periódicos muy anómalos de la SST (temperatura del agua de la superficie marina)".

¿Podría nacer otro El Niño en el Índico en un planeta mucho más caliente? Para comprobarlo, los científicos analizaron las simulaciones climáticas, agrupándolas de acuerdo con lo bien que coincidían con las observaciones actuales. Cuando se incluyeron las tendencias del calentamiento global, las simulaciones más precisas predijeron un Niño Índico emergente, como pronto, en el año 2050 y, como tarde, para el 2100.

Es decir, “según el estudio, en un escenario de calentamiento global como del de altas emisiones, en el Índico podría desencadenarse un fenómeno similar al de El Niño, que se sabe que ocurrió durante la última glaciación”, aclara Viñas.

Las consecuencias de un El Niño en el Índico 

Como apuntábamos, las consecuencias de que un fenómeno como El Niño se desencadenase en el Índico podrían ser desastrosas para las poblaciones de esta región del planeta.

Así lo advierte José Miguel Viñas: “Cualquier cambio en la circulación atmosférica en el océano Índico podría tener importantes repercusiones en toda esa vasta región, una de las más pobladas de la Tierra. Muchos millones de personas de la India y de otros países ribereños tienen una gran dependencia de las lluvias monzónicas, que todos los años riegan la zona con generosidad y regularidad”.

Además, Viñas recuerda: “Ahora en junio comienza en la India el monzón del suroeste (el que deja las lluvias), que se prolongará hasta septiembre-octubre".

¿Cómo está la situación en el Índico? 

El Océano Índico experimenta hoy cambios climáticos muy leves de año a año porque los vientos predominantes soplan suavemente de oeste a este, manteniendo las condiciones oceánicas estables. No obstante, según las simulaciones, el calentamiento global podría revertir la dirección de estos vientos, desestabilizando el océano y volcando el clima en cambios de calentamiento y enfriamiento similares a los fenómenos climáticos de El Niño y La Niña del Océano Pacífico. El resultado sería nuevos climas extremos en toda la región, incluida la interrupción de los monzones sobre África oriental y Asia.

Para Michael McPhaden, oceanógrafo físico de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica este nuevo estudio destaca el potencial de cómo el cambio climático impulsado por el hombre puede afectar de manera desigual a las poblaciones vulnerables: "Si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan con sus tendencias actuales, para fines de siglo, los eventos climáticos extremos afectarán a los países que rodean el Océano Índico, como Indonesia, Australia y África Oriental con una intensidad creciente". Además, añade: "Muchos países en desarrollo en esta región están en mayor riesgo de este tipo de eventos extremos".

¿Y en el Pacífico? 

Según José Miguel Viñas, no está previsto que en el Pacífico entre en escena un evento de El Niño en los próximos meses: “De hecho, la predicción de la temporada de huracanes en el Atlántico es de mayor actividad de la normal, entre otras razones por la ausencia de El Niño. De aquí al verano se prevén condiciones neutrales del ENSO (El Niño-Oscilación del Sur, un patrón climático que consiste en la oscilación de los parámetros meteorológicos del Pacífico ecuatorial)”.

FUENTE: muyinteresante.es

jueves, 7 de mayo de 2020

Continúa la campaña contra el cambio climático

Siguiendo con la campaña contra el cambio climático🌏 nos encontramos en la Fase de reflexión y opinión (4-20 mayo)🤔, y te invitamos a que pienses y ofrezcas consejos y/o recomendaciones para frenar el cambio climático🌏 usando el hashtag #EYID2020.
Puedes etiquetar tanto a @_eryica como @informajoven de Murcia.




Info: http://www.informajoven.org/juventud/noticias/113/dia-europeo-informacion-j
 #juventud 
#InformaciónJuvenil 
#YouthInformationDay 
#youthinfo 
#cambioClimatico 
#EmergenciaClimatica 
#redsij 
@ERYICAYI

El océano Atlántico está experimentando un cambio no visto en 10.000 años

Una manera simple de resolver cómo era el océano en el pasado es contar las diferentes especies de plancton fósil diminuto.

Los cambios en la circulación oceánica pueden haber causado un cambio en los ecosistemas del océano Atlántico que no se han visto en los últimos 10.000 años, según revela un nuevo análisis de fósiles de aguas profundas. El cambio probablemente ya ha provocado tensiones políticas a medida que los peces migran a aguas más frías.
Publicidad


El clima ha sido bastante estable durante los 12.000 años más o menos desde el final de la última Edad de Hielo, un período conocido como el Holoceno. Se cree que esta estabilidad es lo que permitió que la civilización humana realmente se pusiera en marcha.
En el océano también se cree que las principales corrientes fueron relativamente estables durante el Holoceno. Estas corrientes tienen ciclos naturales, que afectan dónde se pueden encontrar los organismos marinos, incluidos el plancton, los peces, las aves marinas y las ballenas.
Sin embargo, el cambio climático en el océano se está haciendo evidente. Los arrecifes de coral tropicales se están blanqueando, los océanos se vuelven más ácidos a medida que absorben carbono de la atmósfera, y especies como el arenque o la caballa se mueven hacia los polos.
Publicidad

Mirando hacia el pasado

Todavía parece existir una opinión predominante de que hasta ahora no ha sucedido mucho en el océano. Para desafiar este punto de vista, el equipo de investigación de la londinense UCL, una de las universidades más importantes del mundo, tuvo que buscar lugares donde los fósiles del fondo marino no solo cubrieran la era industrial en detalle, sino que también se remontaran a muchos miles de años. Y encontraron el parche de fondo marino justo al sur de Islandia, donde una gran corriente de aguas profundas hace que el sedimento se acumule en grandes cantidades.
Para obtener muestras fósiles tomaron núcleos del sedimento, lo que implica enviar largos tubos de plástico al fondo del océano y empujarlos hacia el lodo. Cuando los sacaron nuevamente, se quedaron con un tubo lleno de sedimento que se puede lavar y tamizar para encontrar fósiles. El sedimento más profundo tiene los fósiles más antiguos, mientras que el sedimento superficial contiene fósiles que se depositaron en los últimos años.
Una de las formas más simples de resolver cómo era el océano en el pasado es contar las diferentes especies de plancton fósil diminuto que se pueden encontrar en tales sedimentos. A las diferentes especies les gusta vivir en diferentes condiciones.

Observaron un tipo llamado foraminíferos, que tienen conchas de carbonato de calcio. Identificarlos es fácil de hacer con un microscopio y un pincel pequeño, que utilizaron al manipular los fósiles para que no se aplasten. Un estudio global reciente mostró que las distribuciones modernas de foraminíferos son diferentes al comienzo de la era industrial. El cambio climático claramente ya está teniendo un impacto.
De manera similar, la visión de que las corrientes oceánicas modernas son como las de los últimos dos mil años fue cuestionada por el trabajo de la UCL en 2018, que mostró que la circulación de la "cinta transportadora" volcada fue más débil durante 1.500 años. Dicho estudio se basa en esta imagen y sugiere que la circulación moderna de la superficie del Atlántico Norte es diferente a todo lo visto en los últimos 10.000 años, casi todo el Holoceno.
Los efectos de la circulación inusual se pueden encontrar a través del Atlántico Norte. Justo al sur de Islandia, una reducción en el número de especies de plancton de agua fría y un aumento en el número de especies de agua cálida muestra que las aguas cálidas han reemplazado a las aguas frías ricas en nutrientes.
Consideran que estos cambios también han llevado a un movimiento hacia el norte de especies clave de peces como la caballa, que ya está causando dolores de cabeza políticos a medida que diferentes naciones compiten por los derechos de pesca.
Más al norte, otra evidencia fósil muestra que más agua tibia ha estado llegando al Ártico desde el Atlántico, lo que probablemente contribuya a derretir el hielo marino. Más al oeste, una desaceleración en la circulación del transportador del Atlántico significa que las aguas no se calientan tanto como cabría esperar, mientras que más al oeste, cerca de Estados Unidos y Canadá, la cálida corriente del golfo parece estar desplazándose hacia el norte, lo que tendrá profundas consecuencias para las pesquerías importantes.
Una de las formas en que estos sistemas de circulación pueden verse afectados es cuando el Atlántico Norte se vuelve menos salado. El cambio climático puede hacer que esto suceda al aumentar las precipitaciones, incrementar el derretimiento del hielo y subir la cantidad de agua que sale del océano Ártico.
El derretimiento después del pico de la Pequeña Edad de Hielo a mediados de 1700 puede haber desencadenado una entrada de agua dulce, causando algunos de los primeros cambios encontrados, con el cambio climático moderno ayudando a impulsar esos cambios más allá de la variabilidad natural del Holoceno.
Todavía se desconoce qué ha causado estos cambios en la circulación oceánica, pero parece que el océano es más sensible a los cambios climáticos modernos de lo que se pensaba anteriormente.

FUENTE: telecinco.es

miércoles, 6 de mayo de 2020

Una anomalía en el Atlántico podría desarrollar huracanes cerca de Galicia

La temperatura del océano al suroeste de la Península es la más elevada de los últimos veinte años

La temperatura del océano Atlántico varía en un ciclo irregular que se conoce como Oscilación Multidecadal Atlántica (AMO). Aproximadamente cada cuarenta años cambia de fase, de positiva a negativa y viceversa. Esto define si el agua está más cálida o fría de lo normal. «Actualmente estamos en la etapa positiva, pero debido al calentamiento global el período final de esta fase está siendo más anómalo de lo que suele ser habitual. Es decir, la temperatura en algunas zonas del Atlántico alcanza, en estos momentos, el valor más elevado de las últimas dos décadas. Lo que estamos viendo es que dentro de este ciclo natural, el cambio climático está intensificando el calentamiento», reconoce J.J. González Alemán, investigador en la física de la atmósfera.



Las anomalías positivas se concentran en una amplia región que abarca desde el suroeste de la Península hasta el noroeste de África. Esta no es una zona cualquiera. Aquí nacen muchos de los ciclones tropicales que acaban convirtiéndose en huracanes. El proceso comienza con una ligera perturbación del aire que sale del continente africano y llega al océano empujada por los vientos alisios, que soplan del este al oeste. «Precisamente la presencia de aguas tan cálidas en esta región del océano, cerca de Cabo Verde, explica por qué varios organismos científicos están señalando que la temporada ciclónica podría ser muy activa, ya es la zona principal de desarrollo de huracanes», sostiene González Alemán.

Si el Atlántico se convierte este año en una máquina de producir sistemas de bajas presiones tropicales, la probabilidad de que uno de ellos ascienda hacia el norte también aumenta. «Tenemos el antecedente del año 2005, cuando la temperatura del agua también fue muy alta y se formaron ciclones como el Delta que se desviaron de su trayectoria habitual. Cuanta más actividad haya, más probable parece que pueda llegar un huracán o incluso que se pueda formar uno in situ, como ocurrió el pasado año con el huracán Pablo», apunta el investigador. El ciclón Pablo desafió la lógica científica cuando en octubre del año pasado transitó de borrasca a ciclón tropical al oeste de las Azores primero y después, contra todo pronóstico, comenzó a ascender y a 44 grados latitud norte, a unos 700 kilómetros de la costa gallega, se transformó en un huracán de categoría 1.

El escenario actual favorecería tanto que ciclones tropicales se puedan transformar en borrascas como también que las bajas presiones extratropicales se conviertan en huracanes, algo que no es tan habitual. «Este tipo de transiciones no se sabía que existían hasta hace pocos años y son precisamente lo que tiene más potencia de afectar a Europa», explica. «Yo apostaría a que es muy probable que haya al menos uno cerca de la Península. Lo que desconozco es con qué intensidad», confiesa. Hasta hace poco, la presencia de tormentas tropicales y huracanes cerca de la Península se consideraba un hecho aislado. Sin embargo, en los últimos cuatro años, de manera consecutiva, nos han visitado varios de estos gigantes de la atmósfera. No solo eso, en menos de un lustro la actividad ciclónica extratropical ya ha hecho historia con Ophelia y Pablo. El primero fue el huracán más potente que se formó al este del Atlántico desde que existen registros y el segundo transitó de ciclón a huracán en latitudes medias. «En lo referente a la ciencia de la atmósfera para hablar de normalidad o clima se necesitan tener en cuenta muchos más años, pero lo que sí hemos visto es que desde hace quince años hay una tendencia a una mayor frecuencia de ciclones tropicales cerca del suroeste de la Península y que ese cambio se ha acentuado todavía más en los últimos cuatro años», concluye González Alemán.

Toda la información sobre la noticia en: lavozdegalicia.es

lunes, 4 de mayo de 2020

El Gobierno publica el "borrador" del plan climático para la próxima década

El Ministerio para la Transición Ecológica ha publicado el borrador del nuevo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (Pnacc) como "hoja de ruta" de los próximos diez años, para asegurar la adaptación y resiliencia del país frente al calentamiento global y mitigar impactos.

Se trata de una herramienta para la planificación de la acción climática en el país para el período 2021-2030, coordinada desde una perspectiva transversal, multilateral (desde distintos sectores) y multinivel territorial, sin perjuicio de las competencias que correspondan a las diversas administraciones públicas, según el Ministerio.

Entra en la web de Planes y Estrategias

Mascarillas y guantes que llegan al mar: los nuevos residuos del coronavirus

Con los materiales que ahora usamos para protegernos, los guantes y mascarillas, ha llegado un nuevo tipo de contaminación: la provocada por los residuos de estos productos que se arrojan al suelo.

Las mascarillas y guantes son esenciales para protegerse del coronavirus. Sin embargo, con estos elementos que ya forman parte de nuestro día a día ha llegado un nuevo tipo de basura.
No es raro encontrarse este tipo de residuos tirados por las calles, y es que el confinamiento ha traído un doble rasero en cuanto a contaminación: mientras desciende la contaminación urbana entre un 50 y un 70%, aumenta la provocada por los guantes y mascarillas que encontramos en el suelo.
Estos materiales no solo son un foco de contagio, sino que además pueden acabar en la naturaleza, en las vías fluviales y océanos, donde pueden permanecer cientos de años.
Desgraciadamente se trata de un peligro real, porque dos meses de confinamiento han bastado para que las mascarillas ya floten en los océanos.
Los expertos avisan de que se trata de materiales no degradables y, por tanto, altamente contaminables. De ahí, la importancia de depositarlos en las papeleras de la calle o en el contenedor gris de residuos.

Ver video y noticia en: lasexta.com

La fauna recupera su espacio debido a un "espejismo" pasajero

Jabalíes, zorros, ciervos y lobos merodean por las calles y delfines y ballenas se acercan a las costas.

Bajo el inusitado silencio y tranquilidad estos días con la población en sus casas por el coronavirus, grupos de jabalíes, zorros, ciervos y lobos se han visto por las calles, mientras delfines y ballenas campan junto a la costa como parte de un escenario que desborda naturaleza pero es un "espejismo" pasajero.

           En la imagen, un ejemplar de quebrantahuesos volando

Estas "pinceladas" de naturaleza aliviada de presión humana son "señales" de mejoría, aunque muy lejos de la recuperación de unos océanos sobreexplotados y en ocasiones, con mucha contaminación cuya solución requiere años de regeneración y no unos pocos meses, según los expertos.

Se trata de signos automáticos en respuesta al parón de la actividad económica, también la pesquera, frente al coronavirus, pero apuntan más a "una potencialidad" en la recuperación que realmente a "un logro", explica a Efe Fernando Valladares, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El potencial de la naturaleza para empezar a "recolonizar y reocupar" espacios, como confirman además investigaciones recientes, demuestra que "la naturaleza está viva y tiene capacidad de reacción", pero "no podemos pretender que, en dos, cuatro o cinco meses de confinamiento se recuperen los ecosistemas que llevamos décadas degradando", advierte el científico.

Valladares recuerda que las especies salvajes que se aproximan estos días a los entornos humanos suelen ser "las más oportunistas, las más adaptables, las más generalistas", al tiempo que advierte de que una recuperación ambiental realmente "profunda" implicaría "mucho tiempo".

          Familia de Patos paseando en libertad por el Camino Real de Bullas (Murcia) - Autor de la fotografía desconocid@.

Los tiempos de regeneración de la naturaleza "son largos", a lo que se añade una degradación ambiental global que en ocasiones ha cruzado ya "líneas rojas muy difíciles" de reparar, lamenta el científico.

Disponer de más tiempo durante el confinamiento para observar desde las ventanas la naturaleza es otro de los factores que está elevando la cifra de avistamientos de animales salvajes en las proximidades de áreas de población, explica a Efe la bióloga Pilar Marcos, directora de biodiversidad de la organización Greenpeace.

Con un litoral casi despoblado y unos niveles mínimos de tráfico marítimo, los animales se relajan, aunque hablar de terreno ganado al hombre a largo plazo es "un espejismo", porque la situación es reversible, y decaerá cuando se reanude el modelo económico de los últimos años con un uso excesivo de los recursos naturales.

Otros factores que están contribuyendo a esta recuperación temporal de la biodiversidad en el mar durante la crisis del coronavirus, según los expertos, son la disminución de vertidos contaminantes a las aguas, el menor ruido marítimo.

Asimismo, influyen la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero no solo desde los barcos sino también del tráfico de aviones que sobrevuelan los mares, y además la caída de la actividad pesquera y los cruceros, que han reducido las colisiones con los cetáceos.

Lamentablemente, advierte a Efe la directora ejecutiva de Oceana en Europa, Pascale Moehrle, "cualquiera de las pequeñas mejorías de la naturaleza observadas estos días se revertirán una vez que la crisis sanitaria finalice, a menos que cambiemos la forma de interactuar con nuestros océanos".

En cuanto al nivel exacto de regeneración de la biodiversidad en estas nuevas condiciones con la crisis del coronavirus, el balance no está claro dado que los datos científicos requieren largos períodos de análisis contrastados para establecer conclusiones, recuerdan los expertos.

Frente a los prolongados tiempos de los investigadores a la hora de informar con rigurosidad, los vertiginosos impactos en la naturaleza de la nueva situación emergida por el coronavirus están animando a la sociedad a reclamar información demasiado rápido y a compartir todo tipo de datos a su alcance.

Ello provoca a veces desinformación, como la publicación en redes sociales de fotografías falseadas por un posible exceso de optimismo ambiental, como unos ya populares cisnes y delfines en los canales de Venecia que dieron la vuelta al mundo y no eran reales.

FUENTE: laopiniondemurcia.es