Marcará al menos 1,3 grados más a finales de siglo. Y más de dos, si no dejamos de contaminar. Esto quiere decir más gota fría y épocas de aguaceros más largas.
El agua del Mediterráneo está ya como un caldo. Y decimos ya porque el mar ha alcanzado la temperatura propia de septiembre. Con 29 grados, supera en dos la del año pasado en las mismas fechas. Esta semana, noches de 25 grados en Cartagena o 24 en Alicante.
Con el agua como una sopa, el mar deja de regular el clima y no refresca el ambiente. Y hay que ir acostumbrándose porque no hay marcha atrás: ni frenando en seco todas las emisiones de CO2, evitaríamos el ascenso del termómetro.
Marcará al menos 1,3 grados más a finales de siglo. Y más de dos, si no dejamos de contaminar. Esto quiere decir más gota fría y épocas de aguaceros más largas.
Bajo un agua más caliente, especies exóticas amenazan las autóctonas del Mediterráneo. Tras cruzar el estrecho de Gibraltar, algunas habitan ya el Mar Menor.
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