La influencia de los lobbies de combustibles fósiles en las negociaciones contra el cambio climático marcan la cumbre de Bonn.
Las negociaciones de cambio climático terminaron en Bonn, Alemania, entre críticas de la sociedad civil por la falta de avances y la influencia de los lobbies de combustibles fósiles en el proceso. Durante las dos primeras semanas de mayo se reunieron en Alemania delegados de todos los países del mundo para negociar lo que se conoce como el 'Libro de Reglas', el conjunto de reglas y marcos que servirá para implementar el Acuerdo de París.
Estas negociaciones hacen de 2018 un año especialmente importante: “Yo he hablado de la COP24 como un 'París 2.0'. Si no logramos aprobar el programa de trabajo del acuerdo, el Acuerdo de París no tiene impacto”, explica Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de las Naciones Unidas para el cambio climático para Conexión Coral.
Los países deben cerrar temas como la implementación y diseño de mercados de carbono, el proceso de transparencia, un mecanismo para aumentar la ambición y financiación que ayude a los países más pobres a hacer la transición energética y a adaptarse a los impactos del cambio climático. Mucho trabajo para pocos meses.
Los contaminadores no deben redactar la acción climática
Con un trabajo tan delicado por delante, las oenegés critican que actores con intereses contrarios a la acción contra el cambio climático puedan asistir a las negociaciones. “En menos de siete meses los países van a cerrar el Libro de Reglas del Acuerdo de París, convirtiendo las aspiraciones del Acuerdo en acción real. Si estas normas y guías continúan siendo escritas con los grandes contaminadores mirando por encima las espaldas de los delegados de los países, podemos perder la oportunidad de cumplir las aspiraciones de París”, argumenta Jesse Bragg, de la ONG Corporate Accountability.
Yo he hablado de la COP24 como un 'París 2.0'. Si no logramos aprobar el programa de trabajo del acuerdo, el Acuerdo de París no tiene impacto
Corporate Accountability, entre otras organizaciones, denuncia como las grandes empresas de petróleo, gas y carbón tienen acceso a las negociaciones gracias a organizaciones como la Cámara de Comercio de Estados Unidos o la asociación Business Europe. Esto les lleva a influenciar decisiones, parecer más verdes como organización –lo que se conoce como Greenwashing– o promover falsas soluciones.
En esta sesión de Bonn, países que representaban más del 70 % de la población del mundo pidieron a Naciones Unidas que adoptase una definición de conflicto de interés y una regulación al respecto. Esto evitaría que organizaciones que retrasan la acción climática a nivel nacional o internacional pudieran influenciar las negociaciones de cambio climático.
A pesar del elevado interés de la sociedad civil y algunos países, la negociación en este tema fue pospuesta hasta junio de 2019 ya que, debido al bloqueo de Estados Unidos y la Unión Europea, los países no lograron llegar a un acuerdo sobre cómo regular la presencia de los contaminadores en las negociaciones.
Europa y España, líderes en bloqueo
Hay una puerta giratoria entre la política y el lobby de los combustibles fósiles en todo Europa. No son casos aislados, es sistemático
Durante las negociaciones también se presentó una carta firmada por 88 miembros del Parlamento Europeo de seis grupos parlamentarios distintos, pidiendo una definición y normativa sobre conflictos de interés en las negociaciones climáticas.
Asimismo, la sociedad civil europea presentó también una carta firmada por más de cien organizaciones, pidiendo a Arias Cañete, Comisionado de Energía y Clima y líder de la delegación europea en las negociaciones internacionales, que apoye una política de conflicto de interés.
“La Unión Europea ha bloqueado las políticas de conflicto de interés a nivel internacional y ha vuelto a casa sin recibir ninguna reacción. Hoy en día vemos muchos más grupos prestando atención al tema y que no aceptan que la UE se considere un líder climático mientras obstruya políticas tan importantes como esta”, argumenta Pascoe Sabido, de Corporate Europe Observatory.
Además, estos grupos presentaron un informe que detalla las puertas giratorias de varios países europeos, incluyendo España, entre gobiernos y empresas de combustibles fósiles. El reporte, cuyos autores subrayan que no es exhaustivo, identifica 88 casos de puertas giratorias en solo 13 países.
"Hay una puerta giratoria entre la política y el lobby de los combustibles fósiles en todo Europa. No son casos aislados, es sistemático. La industria fósil tiene un interés enorme en retrasar la acción por el clima, y la puerta giratoria entre política y los lobbies es un caso serio de alarma”, opina Max Anderson, miembro del Parlamento Europeo.
El informe considera que España puntúa “bajo” en el índice de rendimiento climático, es decir, en sus esfuerzos para una transición hacia una sociedad eficiente energéticamente y baja en carbono. También subraya que se subsidian los combustibles fósiles con más de dos mil millones de euros anuales y argumenta “considerable” el problema de puertas giratorias en el país.
Según el estudio, 58 anteriores ministros y altos funcionarios de partidos en España fueron directores de empresas del Ibex35 como Endesa o Gas Natural. El sector energético es el más representado en esta lista, con 26 directores, más de la mitad. Los expertos argumentan que hace falta una política que regule las puertas giratorias y los conflictos de interés si queremos avanzar la política climática. De momento, esto deberá esperar.
+ INFO: https://goo.gl/4vxa4S
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