jueves, 10 de mayo de 2018

El vino de Bullas se alía con el medio ambiente

Setenta agricultores de Portugalés, el Aceniche y Venta del Pino sustituyen la quema de sarmientos por la producción de compost para reducir las emisiones de CO2 y evitar el riesgo de incendios.

En la Denominación de Origen Protegida (DOP) Bullas la conciencia medioambiental está bastante asumida. «El 70% de los viticultores de Bodegas del Rosario practican agricultura ecológica desde hace años. Aquí, afortunadamente, son los guardianes de nuestro paisaje de alto valor ecológico y medioambiental. Son conscientes de que sus campos están en un entorno de mucha importancia y esa preocupación está ahí». Lo cuenta Juan José Pajares, responsable técnico de los viñedos de la Cooperativa Nuestra Señora Virgen del Rosario y coordinador del proceso de recogida de la poda de sarmientos y de los agricultores. No en vano, Bodegas del Rosario es uno de los tres socios del proyecto Life Sarmiento, que acaba de iniciar su segundo ciclo y que se prolongará hasta diciembre de 2020.


El proyecto, liderado por la empresa Microgaia Biotech y que dio comienzo en septiembre de 2016, cuenta con 835.000 euros de presupuesto para lograr reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera producto de las quemas de sarmientos (unas 2,3 toneladas por hectárea), además de los consiguientes riesgos de incendios, al tiempo que se mejora la calidad del suelo mediante la aplicación del compost producido con los restos de las podas. «Los beneficios del proyecto son múltiples. Además de mejorar la adaptación al cambio climático y contribuir a su mitigación, se aumenta la capacidad de retención de agua del suelo y su biodiversidad, y se incrementa la disponibilidad de nutrientes para la planta, lo que redundará en una mejor producción y un mayor rendimiento», explican desde Eurovértice, socios del Life Sarmiento y responsables de la comunicación y el seguimiento del proyecto.


446,55 toneladas de CO2 han dejado de emitirse a la atmósfera en el primer año de Life Sarmiento.
750 hectáreas de viñedo son las que esperan sumar al finalizar el proyecto (producirían unas 1.850 toneladas de CO2 si siguieran con las quemas).

Un 85% menos de gases de efecto invernadero
En el primer año de funcionamiento del proyecto, un total de 59 viticultores -casi el 40% de los cooperativistas de Bodegas del Rosario- sumaron a la iniciativa 224 hectáreas de viñedos -más del 26% del total-, todos ellos «en parcelas rodeadas de montaña y árboles, y de gran valor medioambiental y paisajístico, como Portugalés, el valle del Aceniche y Venta del Pino», detalla Pajares. El resultado ha sido una reducción del 85% de las emisiones de CO2 a la atmósfera: «Se ha pasado de emitir 491,75 toneladas de CO2 de las quemas a tan solo 45,19 toneladas de CO2 del proceso de producción del compost», cuantifica Meissa García, de Eurovértice.




José Antonio Fernández cultiva en el paraje de Venta del Pino 24 hectáreas de viñedo, lo hace en ecológico desde hace 9 años -además de pequeñas extensiones de almendros y olivos-, que sumó al proyecto desde el primer momento. «Para mí no fue un problema pasarme al cultivo ecológico, me ha producido una gran alegría porque siempre me lo pensé mucho a la hora de fumigar y no lo echo en falta», reconoce satisfecho. «Decidí participar en el Life Sarmiento porque si se puede evitar emitir gases a la atmósfera... por qué hacerlo. Además, mis viñedos están en una zona con bastante monte y es una forma de evitar el riesgo de fuego. Y si el resultado final, con el uso del compost, es bueno, qué más quiero», añade este viticultor. «Cada vez hay más preocupación por el medio ambiente, pero no va lo rápido que debiera», valora.
Sin embargo, reconoce que, como con todos los cambios, en la primera campaña de recogida del sarmiento (entre marzo y abril de 2017) surgieron inconvenientes y problemas. «No sabíamos cómo íbamos a recogerlo, ni disponíamos de la maquinaria necesaria. Este año ha sido más rápido y el año que viene irá mejor», asegura optimista.

Convencido desde el inicio de que contribuir al cuidado del medio ambiente es una obligación que le atañe, espera que la iniciativa se perpetúe más allá de los 4 años que dura el proyecto. «Eso sería muy positivo». Y consideraría todo un éxito que todos los viticultores acabaran sumándose a la iniciativa. Y Pajares añade que «el primer objetivo es que estos cuatro años de proyecto sirvan para montar la infraestructura, aprender de los errores y perfeccionar el proceso para llegar a que todos estemos implicados. Hay que tener en cuenta que lo normal es que estas prácticas tiendan a desaparecer o, incluso, a prohibirse, y tenemos que estar preparados».


aso a paso, Life Sarmiento va sumando efectivos a su 'ejército'. En esta segunda campaña ya son 70 los viticultores que han aportado los sarmientos de sus 324 hectáreas de viñedo para dejar de quemarlos y convertir lo que hasta ahora era un desecho contaminante en un subproducto beneficioso: el compost. Un alcance que, al término de Life Sarmiento, esperan que alcance las 750 hectáreas y evite la emisión de unas 1.850 toneladas de CO2.



Los efectos biopesticidas
Esta semana se han llenado los primeros sacos de compost orgánico, anuncia Juan José Pajares, de Bodegas del Rosario. Considera que el proceso se ha retrasado cerca de un mes y medio: «El primer año hay muchas cosas que no se controlan y la infraestructura es una novedad, pero en las próximas campañas irá todo más rodado», opina.

Durante la elaboración del compost, que se realiza en las instalaciones de Bodegas del Rosario, se desarrollan varias fase: la mesófila, una fase corta en la que se eleva la temperatura de la materia orgánica hasta los 45 grados; la fase termófila o de higienización, en la que el producto alcanza entre 65 y 70 grados por la actividad metabólica de los microorganismos, y que sirve para eliminar los microorganismos patógenos y las semillas de malas hierbas (precisa de volteos periódicos); la fase de enfriamiento, que vuelve a bajar la temperatura a unos 40 grados y comienza a mineralizar parte de la materia orgánica para que sea asimilable por la planta; y la fase de maduración, la más larga, en la que, a temperatura ambiente, se producen las últimas reacciones necesarias para que quede formado el compost, explican desde Microgaia Biotech, que, tras un largo desarrollo, han elaborado «un protocolo de compostaje dirigido y acompañado de la inoculación estable de microorganismos que confieren al producto final capacidades beneficiosas, bioestimulantes y biopesticidas, que facilitan la nutrición de la planta y la protegen frente a hongos y bacterias que producen enfermedades», detallan. Y añaden que, en simbiosis con las raíces de las plantas, permiten que colonice mayor cantidad de suelo, y aumentan su crecimiento y su vigor. Estos microorganismos «también poseen una capacidad antagonista frente a muchos microorganismos causantes de enfermedades y reducen las necesidades de uso de fertilizantes y pesticidas entre un 20% y un 50%», explican los especialistas.

Precisamente estos efectos y los que producen en la mejora de la calidad del suelo son los que también cuantificará Life Sarmiento, que ha realizado mediciones iniciales en los suelos de los cultivos, con el fin de comprobar, en los sucesivos años del proyecto, de qué forma afecta a la composición del suelo (ahora bajos en nutrientes y materia orgánica y, por tanto, vulnerables a la degradación) y cómo afecta esto a la producción y crecimiento de los viñedos.

FUENTE: La Verdad Digital

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