Las enfermedades alérgicas, como el asma bronquial, la rinoconjuntivitis alérgica y la dermatitis atópica, han experimentado un aumento espectacular en los últimos 40 años en los países industrializados, según alerta la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). El asma es más frecuente en países ricos que en países pobres; predomina en las zonas urbanas respecto a las zonas rurales y se da más en los países occidentales que en el este de Europa.
«La contaminación no sólo afecta a los humanos. Las plantas están sufriendo sus efectos y están reaccionando de manera defensiva fabricando nuevas proteínas, denominadas proteínas de estrés, que tienen un efecto directo sobre la alergenicidad de los granos de polen», explica el doctor Joaquín Sastre, presidente de SEAIC. «Las partículas de emisión diésel producidas por los vehículos y las calefacciones crean un ambiente hostil y las plantas presentan proteínas diferentes a los pólenes de zonas no contaminadas, más agresivas».
Debido a la emisión de gases con efecto invernadero, los factores meteorológicos se alteran, como la temperatura de la Tierra que aumentó casi un grado a nivel global en los últimos cien años, según el Panel Intergubernamental en Cambio Climático. Esto ocasiona modificaciones en el comportamiento de las plantas, que adelantan el inicio y retrasan el final del período de floración, con lo que se amplía la duración del período de polinización, y por lo tanto hay una mayor exposición a los pólenes.
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